Juan Domingo Argüelles
Oración de la noche
Otra vez para ella, la que sabe por qué
I
Ella, la más salaz,sangra en la luna,y sabe del honor de merecerla gracia de los diosesy el castigo de ser mujer.
II
Ella, la más salaz,bebe esta graciay goza el paraíso del infierno:entre las llamas arde, se consume,y es esta condición, desesperada,la que nos une.
III
La limpia seducciónes una enfermedad,y tú lo sabes.La más limpia inclusivees la más visceral,y tú lo sabes...
IV
Ardemos hasta el puntode la consumición,y cuando ya el dolordestruyó nuestros cuerpos,ahí donde creemosque ya no hay nada,como un virus fatalbrota el deseo.
V En la luzdel dolorardeuna llama.
VI
Que el fuego del amorpor siempre nos devore.Que el fuego del amornos ilumine y nos condene.
VII
En la noche, tu nombre,una flor encarnada,abre su resplandor,enardecido:el cuarto se iluminay su fulgorciega mi entendimientoy su sentido.
VIII
No sirven las palabras,no funcionanpara decir aquello que sentimos.¡Qué pésimo lenguaje, tartamudo!(El de la poesía, incluso.)La única elocuencia:La de tu lengua.
IX
El paso hacia el amores sobre brasas,y andas en llamasy nada duele más:El paso del amores sobre llamas.
X
Al igual que la carne,yo era débil:no opuse voluntada la pasión.
XI
Ella, la más salaz,arde en las llamas del deseo,sin importarsu voluntad.
XII
¡Qué terrible destino el del instinto!¡Qué terrible destinoen las frágiles ansiasdel muy civilizado!¡Qué delirante paradoja!¡Y pensar que el hambrientotan sólo piensa en devorar!
XIII
Mentira:El centro de la dichano era miel;no era miel sobre hojuelas:ni siquiera era miel...El centro de la dichaera fuego y ardor;ardor sin fin y llagas,y el corazón te duele...si tienes corazón...El centro de la dichalo palpas dulcementepero su nombre es Brasa;su signo, Intensidad.
XIV
Tu corazón está donde tu bocalame, gusta, deshiela.Lo demás no ha existido:es tan sólo un pretextode la canción.
XV
Lo sabes, lo sabemos,y a veces lo podemos balbucir:la herida que te dueley por la cual respirases una condición para vivir.
XVI
En tu corazón, guárdame,en tu deseo más salaz,y no hagas caso a las promesas.El que promete, nada da.Todo lo que se cumple,se da sin más.
XVII
No hay que confiarsea la felicidad, pues la felicidades un relámpagoen medio de la espesa oscuridad.
XVIII
Cuando la más salazse recuesta en mi pecho,queda una quemaduracomo recuerdo.
XIX
Arde el amor,escuece, quema,como un chorro de alcoholen la herida profundaque no cierra.
XX
Ella, la más salaz,habita el más ardiente firmamento,el que con tinta negra aquí trazóla mano oscura del deseo.El otro cielo,ella lo llena con su luz,ella lo baña con su fuego.
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