domingo, 28 de febrero de 2010

EVANGELIOY EXPLICACION 16, 17, 18, 19, 20 ..


EVANGELIO 16

Evangelio según San Mateo 9,27-31.
Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David". Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor". Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído". Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa". Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Simeón, el Nuevo Teólogo (hacia 949-1022), monje griego Himno 37

« Entonces se les abrieron los ojos »
Oh Cristo, Maestro, Señor que salvas las almas,Dios, Señor de todos los poderes visibles e invisibles,porque eres el Creador de todo lo que hay en el cielo, y de lo que existe más arriba del cielo, y de lo que está bajo la tierra...Tu mano lo sostiene todo, porque es tu mano, oh Señor, este gran poderque cumple la voluntad de tu Padre,forja, realiza, creay dirige nuestras vidas de modo inexpresable. Es ella, pues, la que me ha creado a mí tambiény de la nada me ha dado el ser. Y yo, había nacido en este mundoy te ignoraba totalmente, a ti, mi buen Señor,a ti, mi creador, ha ti que me has modelado, y yo estaba en el mundo como un ciegoy como sin Dios, porque desconocía a mi Dios. Entonces, tú, en persona tuviste compasión de mí, me miraste,me convertiste haciendo brillar tu luz en mi oscuridad,y me atrajiste hacia ti, mi Creador.Y después de haberme arrancado de lo hondo de la fosa...de los deseos y placeres de esta vida,me enseñaste el camino, me diste un guíapara llevarme hacia tus mandamientos.Le seguía, le seguía, sin preocupación alguna...Mas también, cuando te veía a ti, mi buen Señor,allí con mi guía y con mi Padre,experimentaba un amor, un deseo indecibles.Estaba más allá de la fe, más allá de la esperanzaY decía: «He aquí que estoy viendo los bienes futuros (cf Hb 10,1),éste es el Reino de los cielos.Tengo delante de mis ojos 'estos bienes que ni el ojo vio,ni el oído nunca oyó hablar de ello'» (Is 64,3; 1C 2,9).
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EVANGELIO 17

Evangelio según San Mateo 9,35-38.10,1.6-8.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha." Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia 1er sermón para el Adviento
«Curando toda enfermedad y dolencia»
Hermanos, vosotros ya conocéis al que viene; considerad ahora de dónde viene y adónde va. Viene del corazón de Dios Padre al seno de una Virgen Madre. Viene de las alturas del cielo a las regiones inferiores de la tierra. Entonces, ¿qué? ¿No hemos de vivir en esta tierra? Sí, porque él mismo está en ella; porque ¿dónde estaremos bien sin él? «¿No te tengo a ti en el cielo?; y contigo ¿qué me importa la tierra sin ti, el Dios de mi corazón y mi carne, mi lote perpetuo?» (Sl 72, 25-26)... Era preciso que estuviera en juego un interés grande para que una tan alta majestad se dignara descender desde tan lejos a una estancia tan indigna de ella. Sí, estaba en juego un interés grande puesto que allí se manifestaron, en una medida tan amplia y abundante, la misericordia, la bondad, la caridad. En efecto, ¿por qué vino Cristo?... Nos lo muestran claramente sus palabras y sus gestos: vino con presura desde los montes a buscar la oveja número cien, la que se había extraviado, para hacer estallar su misericordia en favor de los hijos de los hombres. Vino por nosotros. ¡Admirable condescendencia de Dios que busca! ¡Admirable dignidad del hombre así buscado! ¡Sin pretender una locura el hombre se puede gloriar de ello: no que sea algo de valor por sí mismo, pero sí que el que lo creó lo estimó de gran precio! En comparación con esta gloria, las riquezas y la gloria del mundo y todo lo que se puede ambicionar de él no son nada. ¿Qué es el hombre, Señor, para que lo levantes tan alto y ligues a él tu corazón? Éramos nosotros los que debíamos ir hacia Jesucristo... Pero un doble obstáculo nos privaba de avanzar: nuestros ojos estaban muy enfermos, y Dios habita en la luz inaccesible (1Tm 6,16). Paralíticos yaciendo sobre nuestro lecho éramos incapaces de alcanzar la morada de Dios tan elevada. Por eso el buenísimo Salvador y dulce médico de las almas bajó de lo alto donde habita. Así suavizó para nuestros ojos enfermos el resplandor de su luz.
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EVANGELIO 18

Evangelio según San Lucas 3,1-6.
El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: Una voz grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos. Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia Sobre Isaías, III, 3

«Preparad el camino del Señor»
«¡El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerán como flor de narciso!» (Is 35,1). Esa que la Escritura inspirada llama, generalmente, desierta y estéril, es la Iglesia venida del paganismo. Existía antaño, entre los pueblos, pero no había recibido del cielo a su Esposo místico, quiero decir a Cristo... Mas, Cristo vino a ella: su fe le cautivó y la enriqueció con el agua divina que fluye de él; fluye porque él es «fuente de vida, torrente de delicias» (Sl 35,10.9)... Desde entonces, por su presencia, la Iglesia ha dejado de ser estéril y desierta; ha encontrado a su Esposo, y ha dado al mundo innumerables hijos, se ha cubierto de flores místicas... Isaías continúa: «Lo cruzará una calzada pura que llamarán Vía Sacra» (v.8). La calzada pura es la fuerza del Evangelio penetrando la vida o, dicho con otras palabras, es la purificación del Espíritu. Porque el Espíritu borra la mancha impresa en el alma humana, la libera del pecado y la hace superar toda suciedad. Esta calzada es llamada, con razón, santa y pura; es inaccesible a cualquiera que no esté purificado. En efecto, nadie puede vivir según el Evangelio si primeramente no ha sido purificado por el santo bautismo; nadie, pues, puede llegar a él sin la fe... Sólo los que han sido liberados de la tiranía del demonio podrán llevar la vida gloriosa que el profeta da a entender con estas imágenes: «No habrá allí leones, ni se acercarán las bestias feroces» (v.9), allí, en esta calzada pura. En efecto, antaño, el diablo, este inventor del pecado, como bestia feroz atacaba, con los espíritus malos, a los habitantes de la tierra. Pero fue reducido a la nada por Cristo, echado lejos del rebaño de creyentes, despojado de la dominación que sobre ellos ejercía. Por eso, rescatados por Cristo y unidos en la fe, caminarán con un solo corazón sobre esta calzada pura (v.9). Abandonando sus antiguos caminos «volverán para llegar a Sión», es decir, a la Iglesia, «con gozo y alegría sin fin» (v.10) tanto sobre la tierra, como en los cielos, y darán gloria a Dios, su Salvador
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EVANGELIO 19

Evangelio según San Lucas 5,17-26.
Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar. Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús. Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados". Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?". Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'?. Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa". Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas".
Leer el comentario del Evangelio por :
Aelredo de Rielvaux (1110-1167), monje cisterciense Sermón para Navidad

«¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?»
¡Oh desdichado Adán! ¿Qué buscas que sea mejor que la presencia divina? Pero, hete aquí, ingrato, rumiando tu fechoría: «¡No; seré como Dios!» (cf Gn 3,5). ¡Qué orgullo tan intolerable! Acabas de ser hecho de arcilla y barro y, en tu insolencia, ¿quieres hacerte semejante a Dios ?... Es así como el orgullo ha engendrado la desobediencia, causa de nuestra desdicha...¿Qué humildad podría compensar orgullo tan grande? ¿Es que hay obediencia de hombre capaz de rescatar semejante falta? Cautivo ¿cómo puede liberar a un cautivo?; impuro ¿cómo puede liberar a un impuro? Dios mío ¿va a perecer vuestra criatura? « ¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad, o la cólera cierra sus entrañas?» (Sl 76,10). ¡Oh no! « Mis pensamientos son de paz y no de aflicción » dice el Señor (Jr 29,11). ¡Apresúrate, pues, Señor; date prisa! Mira las lágrimas de los pobres; fíjate, «el gemido de los cautivos llega hasta ti» (Sl 78,11). Tiempo de dicha, día amable y deseado, cuando la voz del Padre exclama: «Por la opresión del humilde, por el gemido del pobre, yo me levantaré» (Sl 11,6)... Sí, «Ven a salvarnos, Señor, ven tú mismo, porque se acaban los buenos» (Sl 11,2).

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EVANGELIO DEL 20

Evangelio según San Lucas 1,26-38.
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Damasceno (hacia 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia Homilía para la Natividad de la Virgen

«Ahora hago el universo nuevo» (Ap 21,5)
Hoy, el Creador de todas las cosas, el Verbo de Dios, ha hecho una obra nueva, salida del corazón del Padre para ser escrita, como con una caña, por el Espíritu que es la lengua de Dios... Hija santísima de Joaquín y Ana, que has escapado a las miradas de los Principados y de las Fuerzas y «de las flechas incendiarias del Maligno» (Col 1,16; Ef 6,16), has vivido en la cámara nupcial del Espíritu, y has sido guardada intacta para ser la esposa de Dios y Madre de Dios a través de la naturaleza... Hija amada de Dios, honor de tus padres, generaciones y generaciones te llamaran bienaventurada, como con verdad lo has afirmado (Lc 1,48). ¡Digna hija de Dios, belleza de la naturaleza humana, rehabilitación de Eva nuestra primera madre! Porque por tu nacimiento se ha levantado la que había caído... Si por la primera Eva «entró el pecado en el mundo» (Sab 2,24; Rm 5,12), porque se puso al servicio de la serpiente, María, que se hizo la servidora de la voluntad divina, engañó a la serpiente engañosa e introdujo en el mundo la inmortalidad. Tú eres más preciosa que toda la creación, porque sólo de ti compartió las primicias de nuestra humanidad. Su carne fue hecha de tu carne, su sangre de tu sangre; Dios se alimentó de tu leche, y tus labios tocaron los labios de Dios... En la presciencia de tu dignidad, el Dios del universo te amó; tal como te amó, te predestinó y «al final de os tiempos» (1P 1,20) te llamó a la existencia... Que Salomón, el gran sabio, se calle; que ya no vuelva a decir:«No hay nada nuevo bajo el sol» (Eccl 1,9).
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