domingo, 28 de febrero de 2010

SAN ANDRES ISLA VIVI
























































ESTRELLA
















A CRISTO











EVANGELIO Y EXPLICACION 33

EVANGELIO DEL 33

Evangelio según San Lucas 1,39-45.
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
Leer el comentario del Evangelio por :
Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad Jesús, el que invocamos

«María se puso en camino»
El regocijo y el gozo eran la fuerza de Nuestra Señora. Fue su hijo quien hizo de ella la presurosa sirvienta de Dios, porque desde que entró en ella «se fue a toda prisa». Solamente el gozo podía darle la fuerza para marchar a toda prisa más allá de las colinas de Judea y convertirse en la servidora de su prima. Esto sirve igualmente para nosotras; igual que ella debemos ser las sirvientas del Señor y cada día, después de la santa comunión, apresurarnos para ir más allá de las dificultades que nos encontremos al ofrecer con todo nuestro corazón nuestro servicio a los pobres. Dar Jesús a los pobres en tanto que sirvientas del Señor. El gozo es la oración, el gozo es la fuerza, el gozo es el amor, es una red de amor gracias a la cual podréis alcanzar a las almas. «Al que da de buena gana lo ama Dios» (2C 9,7). El que da gozosamente, da más. Si en el trabajo encontráis dificultades y las aceptáis con gozo, con una amplia sonrisa, en esto, como en muchas otras cosas, daréis prueba de que vuestras obras son buenas y el Padre será glorificado en ellas. La mejor manera de mostrar vuestro agradecimiento a Dios y a los hombres es aceptándolo todo con gozo. Un corazón gozoso proviene de un corazón que arde en amor.
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EVANGELIO Y EXPLICACION 26, 27, 28, 29 , 30, 31, 32 .....



EVANGELIO 26

Evangelio según San Mateo 21,23-27.J
esús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, para decirle: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te ha dado esa autoridad?". Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. ¿De dónde venía el bautismo de Juan? ¿Del cielo o de los hombres?". Ellos se hacían este razonamiento: "Si respondemos: 'Del cielo', él nos dirá: 'Entonces, ¿por qué no creyeron en él?'. Y si decimos: 'De los hombres', debemos temer a la multitud, porque todos consideran a Juan un profeta". Por eso respondieron a Jesús: "No sabemos". El, por su parte, les respondió: "Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago esto".
Leer el comentario del Evangelio por :
Santo Tomás de Aquino (1225-1274), teólogo dominico, doctor de la Iglesia Comentario al evangelio de Juan, 4,1

El testigo de Dios
Toda criatura existe para dar testimonio de Dios, puesto que toda criatura es como una prueba de su bondad. La grandeza de la creación da testimonio, a su manera, de la fuerza y el poder omnipotente de Dios, y su belleza da testimonio de la divina sabiduría. Ciertos hombres reciben de Dios una misión especial: dan testimonio de Dios no tan sólo desde el punto de vista natural, por el hecho de existir, sino más bien de manera espiritual, a través de sus buenas obras... Sin embargo, los que no se contentan con sólo recibir los dones divinos y actuar de manera conforme a la gracia de Dios sino que comunican sus dones a otros a través de la palabra, dándoles ánimos y exhortándolos, éstos son, de manera más especial aún, testigos de Dios. Juan es uno de estos testigos; vino a difundir los dones de Dios y anunciar sus alabanzas. Esta misión de Juan, su papel de testigo es de una grandeza incomparable porque nadie puede dar testimonio de una realidad más que en la medida en que partidipa de ella. Jesús dijo: «Hablamos de lo que sabemos y damos terstimonio de lo que hemos visto» (Jn 3,11). Ser testigo de la verdad divina supone conocer esta verdad. Por eso, Cristo tuvo también este papel de testigo: «Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad» (Jn 18,37). Pero Cristo y Juan tenían papeles diferentes. Cristo poseía esta luz en sí mismo; más aún, él era esta luz; mientras que Juan tan sólo participaba de ella. Cristo dio un testimonio completo porque manifesto perfectamente la verdad. Juan y los demás santos no lo hacen sino en la medida en que reciben esta verdad.

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EVANGELIO 27

Evangelio según San Mateo 21,28-32.
"¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'. El respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue. Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue. ¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él.
Leer el comentario del Evangelio por :
Beato Guerrico de Igny (hacia 1080-1157), abad cisterciense 5º sermón para el Adviento
Convertirse siguiendo las llamadas de Juan Bautista que prepara el camino del Señor
Es un gozo para mí, hermanos, evocar con vosotros el camino del Señor... del cual Isaías hace un elogio tan bello: «Habrá... en la tierra árida y en el desierto, un camino y una vía... Esta vía será llamada Vía Sacra» (Is 35, 7-8) porque ella es la santificación de los pecadores y la salvación de los que están perdidos... «No pasará por ella el impío». Querido Isaías, ¿los que son impuros pasarán por otra vía? ¡Ah no! ¡Que todos vengan por esta vía y que en ella adelanten! Porque es sobretodo para los impuros que Cristo la ha trazado, ya que él «vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10)... ¿Entonces, es que el impuro pasará por la Vía Sacra? ¡Dios no lo quiera! Por muy sucio que esté al pisarla, ya no lo será más cuando pase por ella, porque desde que habrá puesto en ella los pies, desaparecerá su suciedad. En efecto, la Vía Sacra está abierta al hombre impuro pues desde que ella lo acoge, lo purifica borrando todo el mal que ha cometido... No le deja pasar con su suciedad, porque es la «vía estrecha», y por decirlo de otra manera «el ojo de la aguja» (Mt 7,14; 19,24)... Si tú estás ya en el camino, no te alejes de él; de no ser, así el Señor te dejará errar en el «camino de tu propio corazón» (Is 57,17)... Si encuentras la via demasiado estrecha, considera el término al que te conduce... Pero si tu mirada no alcanza ver el término, fíate de Isaías, el vidente. Él, que a la vez distinguía entre la estrechez y el término de la vía, añadía: «Sobre este camino marcharán los liberados, los rescatados del Señor; llegarán a Sión con cantos de gozo. Una felicidad sin fin transfigurará su rostro. Tendrán alegía y gozo. Huirán dolores y gemidos » (35, 9-10).

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EVANGELIO 28

Evangelio según San Lucas 7,18-23.
Juan fue informado de todo esto por sus discípulos y, llamando a dos de ellos, los envió a decir al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?". Cuando se presentaron ante él, le dijeron: "Juan el Bautista nos envía a preguntarte: '¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?'". En esa ocasión, Jesús curó mucha gente de sus enfermedades, de sus dolencias y de los malos espíritus, y devolvió la vista a muchos ciegos. Entonces respondió a los enviados: "Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!".
Leer el comentario del Evangelio por :
San Gregorio de Agrigento (hacia 559-hacia 594), obispo Comentario sobre el Eclesiastés, 10,2

«La Buena Nueva es anunciada a los pobres»
La luz del sol, vista con los ojos de nuestro cuerpo, anuncia el sol espiritual, el «Sol de justicia» (Ml 3,20). Verdaderamente, es el más dulce sol que haya podido amanecer para los que, en aquel tiempo, tuvieron la dicha de ser sus discípulos, y pudieron mirarle con sus ojos todo el tiempo que él compartió la misma vida de los hombvres como si fuera un hombre ordinario. Y, sin embargo, por naturaleza era Dios verdadero; por eso fue capaz de devolver la vista a los ciegos, hacer andar a los cojos y oír a los sordos; purificó a los leprosos y, con sólo una palabra, llamó a los muertos a la vida. Y aún ahora no hay nada más dulce que fijar la mirada de nuestro espíritu sobre él para contemplar y representarse su inexpresable y divina belleza; no hay nada más dulce que estar iluminados y embellecidos por esta participación y comunión con su luz, tener el corazón pacificado, el alma santificada, y estar llenos de esta alegría divina todos los días de la vida presente... En verdad, este Sol de justicia es, para los que le miran, el proveedor del gozo, según la profecía de Isaías: «¡Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría!» Y también: «¡Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren!» (Sl 67,4; 33,1)


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EVANGELIO 29

Evangelio según San Mateo 1,1-17.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos. Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón; Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón. Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías. Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías. Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia. Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor. Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob. Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo. El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
Leer el comentario del Evangelio por :
San León Magno (?-hacia 461), papa y doctor de la Iglesia Carta 31; PL 54, 791

«Genealogía de Jesucristo»
De nada sirve decir que nuestro Señor, hijo de la Virgen María, es verdaderamente hombre, si no se cree que lo es tal como lo proclama el Evangelio. Cuando Mateo noshabla de la «genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham», dibuja, a partir del origen de la humanidad, la línea de las generaciones hasta José con quien María estaba desposada. Lucas, al contrario, remonta, desde Jesús, los peldaños sucesivos hasta llegar al comienzo del género humano, con ello demuestra que el primero y el último Adán son de la misma naturaleza (3,23s). Ciertamente que era posible, a la omnipotencia del Hijo de Dios, para dar la instrucción y la justificación necesarias a los hombres, manifestarse de la misma manera que se apareció a los patriarcas y a los profetas, bajo forma carnal; por ejemplo, cuando luchó con Jacob (Gn 32,25) o cuando se puso a conversar con Abraham y aceptó el servicio de su hospitalidad hasta el punto de comer lo que éste le ofreció (Gn 18). Pero estas apariciones no eran sino signos, imágenes del hombre cuya realidad anunciaban, sacada de las raíces de sus antepasados. El misterio de nuestra redención, dispuesta ya desde antes de los siglos, desde la eternidad, no podía llevarla a cabo ninguna imagen. El Espíritu no había aún descendido sobre la Virgen María, ni el poder del Altísimo la había cubierto con su sombra (Lc 1,35). La sabiduría no se había construído todavía una morada para que el Verbo se encarnara en ella y de esta manera, la naturaleza de Dios y la del esclavo se unieran en una sola persona, el Creador del tiempo naciera en el tiempo, y aquel por quien todo fue hecho fuera engendrado entre todas las criaturas. Si el hombre nuevo no hubiera asimilado la carne de pecado y cargado con nuestra vejez, si él, consubstancial al Padre, no se hubiera dignado tomar de la sustancia de su madre y asumir nuestra naturaleza –excepto el pecado-, la humanidad hubiera seguido siendo prisionera y a merced del demonio, y nosotros no podríamos gozar de la victoria triunfal de Cristo, porque su existencia hubiera tenido lugar fuera de nuestra naturaleza. Es, pues, de la admirable participación de Cristo de nuestra naturaleza que nace para nosotros la luz del sacramento de la regeneración.
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EVANGELIO DEL 30

Evangelio según San Mateo 1,18-24.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados". Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros". Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa,
Leer el comentario del Evangelio por :
Juan Pablo II Carta apostólica « Redemptoris Custos », § 25-27
«Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor»
El clima de silencio que acompaña todo lo que se refiere a la figura de José, se extiende también a su trabajo de carpintero en la casa de Nazaret. De todas maneras, es un silencio que revela de modo especial el perfil interior de esta figura. Los evgelios hablan exclusivamente de lo que «hizo» José; pero permiten descubrir en sus actos, envueltos de silencio, un clima de profunda contemplación. José estaba cotidianamente en contacto con el misterio «escondido desde antiguo», que «puso su morada» bajo su techo (Col 1,26; Jn 1,14)... Puesto que el amor paternal de José no podía dejar de influir en el amor filial de Jesús y, recíprocamente, el amor filial de Jesús, no podía dejar de influir en el amor paternal de José, ¿cómo llegar a conocer en profundidad esta relación del todo singular? Las almas más sensibles a los impulsos del amor divino ven, y justamente, en José un luminoso ejemplo de vida interior. Además, la aparente tensión entre la vida activa y la vida contemplativa queda resuelta en él de manera ideal, tal como se puede realizar en el que posee la perfección de la caridad. Según la conocida distinción entre el amor a la verdad y la exigencia del amor, podemos decir que José ha experimentado tanto el amor a la verdad, es decir, el puro amor de contemplación de la verdad divina que irradiaba de la humanidad de Cristo, como la exigencia del amor, es decir, el puro amor también del servicio, exigido para la protección y el desarrollo de esta misma humanidad.
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EVANGELIO DEL 31

Evangelio según San Lucas 1,5-25.
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada. Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso. Entonces se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo. Pero el Angel le dijo: "No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto". Pero Zacarías dijo al Angel: "¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada". El Angel le respondió: "Yo soy Gabriel , el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo". Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. El se expresaba por señas, porque se había quedado mudo. Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses. Ella pensaba: "Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres".
Leer el comentario del Evangelio por :
San Efrén (hacia 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia Diatessaron, 1, 11-13
« Zacarías volvió a su casa; días después Isabel, su mujer, concibió»
El ángel le dijo: «Tu ruego ha sido escuchado por Dios». Si Zacarías creía que su ruego sería escuchado, oraba bien; si no lo creía, oraba mal. Su oración estaba a punto de ser escuchada y, sin embargo, dudó. Es del todo correcto que en este momento la misma palabra se alejara de él. Antes oraba para llegar a tener un hijo; en el momento en que su petición fue escuchada, cambió y dijo: «¿Cómo estaré seguro de esto?» Porque su boca dudó de su oración, perdió el uso de la palabra... Mientras Zacarías creyó, hablaba; después que dejó de creer, se quedó mudo. Mientras Zacarías creyó, hablaba: «Tenía fe y por eso hablé» (Sl 115,10). Porque menospreció la palabra del ángel, esta misma palabra se le convirtió en tormento a fin de que, con su silencio honrara la palabra que menospreció. Era conveniente que se quedara muda la boca que dijo: «¿Cómo estaré seguro de esto?», para que aprendiera que el milagro era posible. La lengua que estaba desatada fue atada para que aprendiera que Aquel que había atado la lengua podía desatar la suya. Así pues, fue la experiencia la que instruyó a aquel que no había aceptado la enseñanza de la fe... Aprendió que aquel que había cerrado una boca abierta podía abrir un seno cerrado.
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EVANGELIO DEL 32

Evangelio según San Lucas 1,39-45.
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407) presbítero en Antioquia, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia Homilía atribuída

«El niño ha saltado de gozo dentro de mí»
¡Qué misterio nuevo y admirable! Juan no ha nacido todavía y ya habla por sus estremecimientos; no es visto todavía y ya advierte; no puede todavía gritar y ya se hace entender a través de sus actos; aún no ha comenzado su vida y ya predica a Dios; aún no ha visto la luz y ya señala al sol; todavía no ha nacido y ya se apresura a hacer de precursor. El Señor está allí: no puede aguantar, no soporta tener que esperar los límites fijados por la naturaleza, y se esfuerza para romper los límites del seno materno y busca por otros medios dar a conocer la venida del Salvador. «Ha llegado, dice, el que rompe las ataduras. Y yo que sigo encadenado, ¿he de seguir permaneciendo aquí? El Verbo viene para restablecer y yo, ¿he de seguir cautivo? Saldré, correré delante de él y a todos proclamaré: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.» (Jn 1,29) Dinos, Juan, retenido todavía en la oscuridad del seno de tu madre ¿cómo ves y cómo oies? ¿Cómo contemplas las cosas divinas? ¿Cómo puedes estremecerte y exultar? «Es grande, dice, el misterio que se está realizando, es un acto que escapa a la comprensión del hombre. Con derecho, y a causa del que ha de innovar el orden sobrenatural, yo innuevo el orden natural. Veo, incluso antes de nacer, porque veo en gestación al Sol de justicia (Ml 3,20). Percibo por el oído, porque al venir al mundo soy la voz que precede al gran Verbo. Grito, porque contemplo, revestido de su carne, al Hijo único del Padre. Exulto, porque veo al Creador del universo recibir forma humana. Salto, porque pienso que el Redentor del mundo ha tomado un cuerpo. Soy el precursor de su venida y me adelanto a vuestro testimonio.
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EVANGELIO Y EXPLICACION 21, 22, 23, 24, 25 ...


EVANGELIO 21

Evangelio según San Mateo 11,28-30.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".
Leer el comentario del Evangelio por :
Beato Juan de Ruysbroeck (1293-1381) canónigo regular Las Bodas espirituales, 1

«Venid a mí..., que soy manso y humilde de corazón»
La tercera venida de Cristo pertenece todavía al futuro. Tendrá lugar en el Juicio, o en la hora de la muerte... El juicio de Cristo es justo porque él es, a la vez, el Hijo del hombre y la sabiduría del Padre. En efecto, para él todos los corazones le son transparentes y quedan de manifiesto en el cielo, en la tierra y en los abismos... La manera según la cual, Cristo, nuestro esposo y juez juzga en el momento del juicio, consiste en recompensar y en castigar según es justo, porque da a cada uno según sus méritos. Concede a todo hombre bueno y a cada obra buena hecha en Dios, la recompensa sin medida que es él mismo y que criatura alguna podría merecer. En efecto, puesto que él colabora a cada obra buena de la criatura, es gracias al poder del mismo Cristo que la criatura merece a Cristo en recompensa, y esto con toda equidad... En la primera venida Cristo se hizo hombre, vivió humildemente y fue muerto por amor a nosotros y es así que ahora debemos seguirlo: por fuera, mediante las costumbres perfectas y las virtudes, por dentro, mediante la caridad y una verdadera humildad. En la segunda venida, que es actual, en la cual Dios viene con la gracia a todo corazón que ama, es necesario desearla y pedirla todos los días, a fin de mantenernos firmes en el propósito y crecer en nuevas virtudes. La tercera venida, que es la del Juicio o en la hora de nuestra muerte, es necesario esperarla y desearla con confianza y respeto a fin de ser liberados del exilio presente y penetrar en la morada de la gloria.

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EVANGELIO 22

Evangelio según San Mateo 11,11-15.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan. Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver. ¡El que tenga oídos, que oiga!
Leer el comentario del Evangelio por :
San Gregorio Magno (hacia 540-604), papa y doctor de la Iglesia Homilía 20 sobre los Evangelios, § 14

« El Reino de los cielos hace fuerza; y los esforzados se apoderan de él»
Juan Bautista nos recomienda cumplir cosas grandes: «Producid el fruto que la conversión pide», y también «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tengo comida, haga lo mismo» (Lc 3,8.11). ¿Acaso no es dar a conocer claramente con ello lo que afirma aquel que es la misma Verdad: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos hace fuerza; y los esforzados se apoderan de él»? Estas palabras nos vienen de lo alto; debemos meditarlas con mucha atención. Es preciso buscar cómo el Reino de los cielos se puede tomar con fuerza. ¿Quién puede hacer violencia al cielo? Y si es verdad que el Reino de los cielos se toma esforzándonos, ¿por qué no es verdad hasta después de Juan Bautista y no antes? La Ley antigua... castigaba a los pecadores con penas rigurosas, pero sin reconducirlos a la vida por la penitencia. Pero Juan Bautista, anunciando la gracia del Redentor, predica la penitencia para que el pecador, muerto por haber pecado, viva a causa de su conversión: es verdad, pues, que desde entonces el Reino de los cielos está abierto a los esforzados. ¿Qué es el Reino de los cielos sino la mansión de los justos?... Son los humildes, los castos, los pacíficos, los misericordiosos los que alcanzan los gozos de lo alto. Pero cuando los pecadores se convierten de sus faltas por la penitencia, también ellos obtienen la vida eterna y entran en este país que les era extranjero. Así..., ordenando la penitencia a los pecadores, Juan les enseña a arrebatar el Reino de los cielos. Amados hermanos, reflexionemos, pues, todo el mal que hemos cometido y lloremos. Por la penitencia, arrebatemos la herencia de los justos. El Todopoderoso quiere aceptarnos esta violencia: quiere que, por nuestras lágrimas, arrebatemos el Reino que, por nuestros méritos, no nos era debido.
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EVANGELIO 23

Evangelio según San Mateo 11,16-19.
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros: '¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'. Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores'. Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus obras".
Leer el comentario del Evangelio por :
Liturgia latina Himno de Adviento: Rorate caeli

Convertirse a las repetidas llamadas de Dios que viene
No te enojes, Señor, no te acuerdes más de nuestros pecados. He aquí que Sión, tu ciudad santa, Jerusalén, el lugar donde reside tu santidad y tu gloria, ha sido devastada, allí dnde nuestros padres cantaron tus alabanzas. Cielos, derramad vuestra justicia, que de las nubes venga la salvación (cf Is 64,8s; 45,8). Hemos pecado y nos hemos hecho semejantes a los paganos. Como hojas muertas hemos caído y nuestros pecados nos han alejado de ti. Tú nos has escondido tu rostro y nos has destrozado a causa de nuestros pecados. Cielos, derramad vuestra justicia, que de las nubes venga la salvación (cf. Is 64,5ss). ¡Mira, Señor, el abatimiento de tu pueblo y envíanos aquel que ha de venir! Envía al Cordero, el soberano del universo, desde la roca del desierto hasta el monte de la Hija de Sión, que nos libere del yugo de nuestros pecados. Cielos, derramad vuestra justicia, que de las nubes venga la salvación (Ap 5,12; Sl 77,15; Is 9,3). Consuélate, consuélate pueblo mío, porque pronto vendrá tu Salvador y tu rey. ¿Por qué te dejas consumir por la tristeza? ¿Es porque tu dolor ha vuelto sobre ti? No temas, que yo te salvaré. Porque yo soy tu Salvador, tu Señor y tu Dios, el Santo de Israel, tu pastor, tu redentor. Cielos, derramad vuestra justicia, que de las nubes venga la salvación (Is 40,1s).

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EVANGELIO 24

Evangelio según San Mateo 17,10-13.E
ntonces los discípulos le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?". El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre". Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén y doctor de la Iglesia Catequesis bautismal 3

El Nuevo Elías
El bautismo es el punto final del Antiguo Testamento, pero también es el principio del Nuevo. En efecto, Juan Bautista, el «que no ha nacido de mujer uno más grande» (Mt 11,11), fue su promotor. Juan acabó la serie de profetas porque «los profetas y la Ley habían profetizado hasta que vino Juan» (Mt 11,13). Y él abrió la era del Evangelio, tal como está escrito: «Comienza el Evangelio de Jesucristo... Juan bautizaba en el desierto, predicaba que se convirtieran y se bautizaran» (Mc 1,1.4). ¿Osarías oponerlo a Elías, el Tesbita, que fue llevado al cielo? Y sin embargo no es superior a Juan. Enoch fue transportado al cielo, pero no es más grande que Juan. Moisés fue un gran legislador en Israel. Todos los profetas han sido admirables, pero no eran más grandes que Juan. No se trata de comparar unos profetas con otros; pero su Señor, nuestro Maestro, el Señor Jesús, declaró: «No ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista» (Mt 11,11). La comparación se hace entre el gran servidor y sus compañeros de servicio, mas, la superioridad y la gracia del Hijo frente a sus servidores, no admite comparación. ¿Te fijas en la calidad de este hombre que Dios ha escogido como primer beneficiario de esta gracia? Un pobre, un amigo del desierto y, sin embargo, no era enemigo de los hombres. Comiendo saltamontes daba alas a su alma. Alimentándose con miel, pronunciaba palabras más dulces y más útiles que la misma miel. Vistiendo con piel de camello, con su forma de obrar demostraba y daba ejemplo de austeridad. Es que desde el seno de su madre había sido santificado por el Espíritu Santo (Lc 1,15). También Jeremías había sido santificado pero no había profetizado ya desde el seno materno. Tan sólo Juan, saltó de gozo ya en la cárcel del seno de su madre (Lc 1,44); bajo la acción del Espíritu reconoció al Maestro sin haberle visto todavía con sus propios ojos de carne. La grandeza de la gracia del bautismo exigía un gran dirigente.

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EVANGELIO 25

Evangelio según San Lucas 3,10-18.
La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?". El les respondía: "El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto". Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?". El les respondió: "No exijan más de lo estipulado". A su vez, unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué debemos hacer?". Juan les respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo". Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible". Y por medio de muchas otras exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Máximo de Turín (?- hacia 420), obispo Sermón 88

«Viene el que puede más que yo»
Juan no tan sólo habló en su tiempo anunciando el Señor a los fariseos, diciendo: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos» (Mt 3,3). También hoy clama en nosotros, y su voz de trueno estremece el desierto de nuestros pecados. Incluso enterrado en el sueño del martirio, todavía resuena su voz. Hoy nos sigue diciendo: ««Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos»... Juan Bautista ordenó preparar el camino al Señor. Veamos cuál es ese camino preparado al Salvador. De un cabo al otro ha trazado y ordenado perfectamente su camino para la llegada de Cristo, porque en todo fue sobrio, humilde, austero y virgen. Por eso al narrar éstas virtudes suyas, el evangelista dice: «Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero en la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre» (Mt 3,4). ¿Hay signo más grande de humildad en un profeta que el desprecio de sus vestidos mullidos y vestirse con pelos ásperos? ¿Hay una señal más profunda de fe que estar siempre a punto para cualquier servicio, con un simple taparrabo atado a la cintura? ¿Hay una señal más esplendorosa de abstinencia que renunciar a las delicias de esta vida y alimentarse de saltamontes y miel silvestre? Según mi parecer, todas estas actitudes del profeta eran proféticas en sí mismas. Cuando el mensajero de Cristo llevaba un vestido áspero, de piel de camello, ¿no significaba todo ello simplemente que Cristo, en su venida, se revestiría de nuestro cuerpo humano, hecho de un tejido espeso, áspero por sus pecados?... El cinturón de piel significa que nuestra fágil carne, que antes de la venida de Cristo estaba orientada hacia el vicio, él la conduciría a la virtud.

EVANGELIOY EXPLICACION 16, 17, 18, 19, 20 ..


EVANGELIO 16

Evangelio según San Mateo 9,27-31.
Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: "Ten piedad de nosotros, Hijo de David". Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: "¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?". Ellos le respondieron: "Sí, Señor". Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído". Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa". Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Simeón, el Nuevo Teólogo (hacia 949-1022), monje griego Himno 37

« Entonces se les abrieron los ojos »
Oh Cristo, Maestro, Señor que salvas las almas,Dios, Señor de todos los poderes visibles e invisibles,porque eres el Creador de todo lo que hay en el cielo, y de lo que existe más arriba del cielo, y de lo que está bajo la tierra...Tu mano lo sostiene todo, porque es tu mano, oh Señor, este gran poderque cumple la voluntad de tu Padre,forja, realiza, creay dirige nuestras vidas de modo inexpresable. Es ella, pues, la que me ha creado a mí tambiény de la nada me ha dado el ser. Y yo, había nacido en este mundoy te ignoraba totalmente, a ti, mi buen Señor,a ti, mi creador, ha ti que me has modelado, y yo estaba en el mundo como un ciegoy como sin Dios, porque desconocía a mi Dios. Entonces, tú, en persona tuviste compasión de mí, me miraste,me convertiste haciendo brillar tu luz en mi oscuridad,y me atrajiste hacia ti, mi Creador.Y después de haberme arrancado de lo hondo de la fosa...de los deseos y placeres de esta vida,me enseñaste el camino, me diste un guíapara llevarme hacia tus mandamientos.Le seguía, le seguía, sin preocupación alguna...Mas también, cuando te veía a ti, mi buen Señor,allí con mi guía y con mi Padre,experimentaba un amor, un deseo indecibles.Estaba más allá de la fe, más allá de la esperanzaY decía: «He aquí que estoy viendo los bienes futuros (cf Hb 10,1),éste es el Reino de los cielos.Tengo delante de mis ojos 'estos bienes que ni el ojo vio,ni el oído nunca oyó hablar de ello'» (Is 64,3; 1C 2,9).
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EVANGELIO 17

Evangelio según San Mateo 9,35-38.10,1.6-8.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha." Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia 1er sermón para el Adviento
«Curando toda enfermedad y dolencia»
Hermanos, vosotros ya conocéis al que viene; considerad ahora de dónde viene y adónde va. Viene del corazón de Dios Padre al seno de una Virgen Madre. Viene de las alturas del cielo a las regiones inferiores de la tierra. Entonces, ¿qué? ¿No hemos de vivir en esta tierra? Sí, porque él mismo está en ella; porque ¿dónde estaremos bien sin él? «¿No te tengo a ti en el cielo?; y contigo ¿qué me importa la tierra sin ti, el Dios de mi corazón y mi carne, mi lote perpetuo?» (Sl 72, 25-26)... Era preciso que estuviera en juego un interés grande para que una tan alta majestad se dignara descender desde tan lejos a una estancia tan indigna de ella. Sí, estaba en juego un interés grande puesto que allí se manifestaron, en una medida tan amplia y abundante, la misericordia, la bondad, la caridad. En efecto, ¿por qué vino Cristo?... Nos lo muestran claramente sus palabras y sus gestos: vino con presura desde los montes a buscar la oveja número cien, la que se había extraviado, para hacer estallar su misericordia en favor de los hijos de los hombres. Vino por nosotros. ¡Admirable condescendencia de Dios que busca! ¡Admirable dignidad del hombre así buscado! ¡Sin pretender una locura el hombre se puede gloriar de ello: no que sea algo de valor por sí mismo, pero sí que el que lo creó lo estimó de gran precio! En comparación con esta gloria, las riquezas y la gloria del mundo y todo lo que se puede ambicionar de él no son nada. ¿Qué es el hombre, Señor, para que lo levantes tan alto y ligues a él tu corazón? Éramos nosotros los que debíamos ir hacia Jesucristo... Pero un doble obstáculo nos privaba de avanzar: nuestros ojos estaban muy enfermos, y Dios habita en la luz inaccesible (1Tm 6,16). Paralíticos yaciendo sobre nuestro lecho éramos incapaces de alcanzar la morada de Dios tan elevada. Por eso el buenísimo Salvador y dulce médico de las almas bajó de lo alto donde habita. Así suavizó para nuestros ojos enfermos el resplandor de su luz.
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EVANGELIO 18

Evangelio según San Lucas 3,1-6.
El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: Una voz grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos. Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia Sobre Isaías, III, 3

«Preparad el camino del Señor»
«¡El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerán como flor de narciso!» (Is 35,1). Esa que la Escritura inspirada llama, generalmente, desierta y estéril, es la Iglesia venida del paganismo. Existía antaño, entre los pueblos, pero no había recibido del cielo a su Esposo místico, quiero decir a Cristo... Mas, Cristo vino a ella: su fe le cautivó y la enriqueció con el agua divina que fluye de él; fluye porque él es «fuente de vida, torrente de delicias» (Sl 35,10.9)... Desde entonces, por su presencia, la Iglesia ha dejado de ser estéril y desierta; ha encontrado a su Esposo, y ha dado al mundo innumerables hijos, se ha cubierto de flores místicas... Isaías continúa: «Lo cruzará una calzada pura que llamarán Vía Sacra» (v.8). La calzada pura es la fuerza del Evangelio penetrando la vida o, dicho con otras palabras, es la purificación del Espíritu. Porque el Espíritu borra la mancha impresa en el alma humana, la libera del pecado y la hace superar toda suciedad. Esta calzada es llamada, con razón, santa y pura; es inaccesible a cualquiera que no esté purificado. En efecto, nadie puede vivir según el Evangelio si primeramente no ha sido purificado por el santo bautismo; nadie, pues, puede llegar a él sin la fe... Sólo los que han sido liberados de la tiranía del demonio podrán llevar la vida gloriosa que el profeta da a entender con estas imágenes: «No habrá allí leones, ni se acercarán las bestias feroces» (v.9), allí, en esta calzada pura. En efecto, antaño, el diablo, este inventor del pecado, como bestia feroz atacaba, con los espíritus malos, a los habitantes de la tierra. Pero fue reducido a la nada por Cristo, echado lejos del rebaño de creyentes, despojado de la dominación que sobre ellos ejercía. Por eso, rescatados por Cristo y unidos en la fe, caminarán con un solo corazón sobre esta calzada pura (v.9). Abandonando sus antiguos caminos «volverán para llegar a Sión», es decir, a la Iglesia, «con gozo y alegría sin fin» (v.10) tanto sobre la tierra, como en los cielos, y darán gloria a Dios, su Salvador
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EVANGELIO 19

Evangelio según San Lucas 5,17-26.
Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar. Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una camilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús. Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús. Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados". Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?". Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'?. Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa". Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas".
Leer el comentario del Evangelio por :
Aelredo de Rielvaux (1110-1167), monje cisterciense Sermón para Navidad

«¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?»
¡Oh desdichado Adán! ¿Qué buscas que sea mejor que la presencia divina? Pero, hete aquí, ingrato, rumiando tu fechoría: «¡No; seré como Dios!» (cf Gn 3,5). ¡Qué orgullo tan intolerable! Acabas de ser hecho de arcilla y barro y, en tu insolencia, ¿quieres hacerte semejante a Dios ?... Es así como el orgullo ha engendrado la desobediencia, causa de nuestra desdicha...¿Qué humildad podría compensar orgullo tan grande? ¿Es que hay obediencia de hombre capaz de rescatar semejante falta? Cautivo ¿cómo puede liberar a un cautivo?; impuro ¿cómo puede liberar a un impuro? Dios mío ¿va a perecer vuestra criatura? « ¿Es que Dios se ha olvidado de su bondad, o la cólera cierra sus entrañas?» (Sl 76,10). ¡Oh no! « Mis pensamientos son de paz y no de aflicción » dice el Señor (Jr 29,11). ¡Apresúrate, pues, Señor; date prisa! Mira las lágrimas de los pobres; fíjate, «el gemido de los cautivos llega hasta ti» (Sl 78,11). Tiempo de dicha, día amable y deseado, cuando la voz del Padre exclama: «Por la opresión del humilde, por el gemido del pobre, yo me levantaré» (Sl 11,6)... Sí, «Ven a salvarnos, Señor, ven tú mismo, porque se acaban los buenos» (Sl 11,2).

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EVANGELIO DEL 20

Evangelio según San Lucas 1,26-38.
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Damasceno (hacia 675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia Homilía para la Natividad de la Virgen

«Ahora hago el universo nuevo» (Ap 21,5)
Hoy, el Creador de todas las cosas, el Verbo de Dios, ha hecho una obra nueva, salida del corazón del Padre para ser escrita, como con una caña, por el Espíritu que es la lengua de Dios... Hija santísima de Joaquín y Ana, que has escapado a las miradas de los Principados y de las Fuerzas y «de las flechas incendiarias del Maligno» (Col 1,16; Ef 6,16), has vivido en la cámara nupcial del Espíritu, y has sido guardada intacta para ser la esposa de Dios y Madre de Dios a través de la naturaleza... Hija amada de Dios, honor de tus padres, generaciones y generaciones te llamaran bienaventurada, como con verdad lo has afirmado (Lc 1,48). ¡Digna hija de Dios, belleza de la naturaleza humana, rehabilitación de Eva nuestra primera madre! Porque por tu nacimiento se ha levantado la que había caído... Si por la primera Eva «entró el pecado en el mundo» (Sab 2,24; Rm 5,12), porque se puso al servicio de la serpiente, María, que se hizo la servidora de la voluntad divina, engañó a la serpiente engañosa e introdujo en el mundo la inmortalidad. Tú eres más preciosa que toda la creación, porque sólo de ti compartió las primicias de nuestra humanidad. Su carne fue hecha de tu carne, su sangre de tu sangre; Dios se alimentó de tu leche, y tus labios tocaron los labios de Dios... En la presciencia de tu dignidad, el Dios del universo te amó; tal como te amó, te predestinó y «al final de os tiempos» (1P 1,20) te llamó a la existencia... Que Salomón, el gran sabio, se calle; que ya no vuelva a decir:«No hay nada nuevo bajo el sol» (Eccl 1,9).
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EVANGELIO Y EXPLICACION 12, 13, 14, 15 ..


EVANGELIO 12

Evangelio según San Mateo 4,18-22.
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Leer el comentario del Evangelio por :
Papa Benedicto XVI Audiencia general del 14/06/06

San Andrés sigue a Cristo hasta en su muerte
Una tradición... narra la muerte de Andrés en Patras, donde sufre el suplicio de la crucifixión. Pero en este momento supremo, de manera análoga a su hermano Pedro, pide ser puesto en una cruz diferente a la de Jesús. En su caso se trata de una cruz en forma decusada, es decir con el palo transversal inclinado, que por eso se la nombra «cruz de san Andrés». Según una vieja narración, parece que el apóstol habría dicho en esta ocasión: «Salve, oh cruz, inaugurada con el cuerpo de Cristo y llegada a ser ornamento de sus miembros, como si se tratara de piedras preciosas. Antes que el Señor subiera a ti, inspirabas un temor terrestre. Ahora, por el contrario, dotada de un amor celeste, eres recibida como un don. Los creyentes saben, respecto a ti, qué gozo posees, qué regalos tienes preparados. También yo, seguro y lleno de gozo, vengo a ti para que, tú también, me recibas exultante como a aquel que de ti fue suspendido... Oh cruz bienaventurada, que has sido revestida con la majestad y belleza de los miembros del Señor... Tómame y llévame lejos de los hombres y devuélveme a mi Maestro para que, por mediación tuya, me reciba el que me rescató. Salve, oh cruz, sí, en verdad, salve!» Como se ve hay aquí una espiritualidad cristiana muy profunda que ve en la cruz, no precisamente un instrumento de tortura sino más bien el medio incomparable de una plena asimilación al Redentor, al grano de trigo caído en tierra (Jn 12,24). De ahí debemos aprender una lección muy importante: nuestras cruces tienen valor si son consideradas y acogidas como una parte de la cruz de Cristo, si son un reflejo de su luz. Es solamente por esta cruz que nuestros sufrimientos quedan ennoblecidos y adquieren su verdadero sentido.
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EVANGELIO 13

Evangelio según San Lucas 10,21-24.
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".
Leer el comentario del Evangelio por :
San Carlos Borromeo, (1538-1584), obispo Carta pastoral

«Dichosos los ojos que vean lo que vosotros veis»
He aquí, amados míos, que nos encontramos en este tiempo celebrado con tanto fervor y, como dice el Espíritu Santo, tiempo de favor divino (Is 61,2; Lc 4,19), período de salvación, de paz y reconciliación; tiempo ardientemente deseado hace muchos años a través de los deseos y aspiraciones insistentes de los antiguos patriarcas y profetas y que, finalmente fue visto por el viejo Simeón con gozo desbordante (Lc 2, 26s). Puesto que siempre se ha celebrado en la Iglesia con tanto fervor, también nosotros debemos pasarlo religiosamente en la alabanza y la acción de gracias dirigidas al Padre eterno por habernos manifestado su misericordia en este misterio.
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EVANGELIO 14

Evangelio según San Mateo 15,29-37.
Desde allí, Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel. Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino". Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?". Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados". El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
Leer el comentario del Evangelio por :
Beato Juan de Ruysbroeck Las Bodas espirituales, 1

Cristo viene en los sacramentos, especialmente en la eucaristía
La segunda venida de Cristo, nuestro esposo, se da todos los días en los hombres buenos, a menudo y repetidas veces, con gracias y nuevos dones en todos los que se sujetan a él según está a su alcance. No queremos ahora hablar de la primera conversión del hombre ni de la primera gracia que le fue dada cuando se convirtió del pecado a la virtud. Sino que hablamos de su crecimiento, día tras día, gracias a nuevos dones y nuevas virtudes y también de la venida en nuestra alma, actual y cotidianamente de Cristo, nuestro esposo... Hay una venida de Cristo, nuestro esposo, que se realiza todos los días y que consiste en un crecimiento en gracias y dones nuevos, cuando alguien recibe un sacramento con corazón humilde y libre de todo lo que supondría para él un estorbo en el progreso. Es entonces que recibe nuevos dones y crece en gracia por su humildad, y debido a la actividad escondida de Cristo en el interior de los sacramentos... Esta es la segunda venida de Cristo, nuestro esposo, que se presenta ahora a nosotros, y todos los días. Debemos considerar esto con un corazón lleno de deseo de que se realice en nosotros. Porque nos es del todo necesario si no queremos caer, sino progresar en vida eterna.
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EVANGELIO 15

Evangelio según San Mateo 7,21.24-27.
No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande".
Leer el comentario del Evangelio por :
Vaticano II Constitución dogmática sobre la Iglesia en el mundo actual « Gaudium et spes », § 93

«Hacer la voluntad de mi Padre»
Los cristianos recordando la palabra del Señor: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, en el amor mutuo que os tengáis» (Jn 13,35), no pueden tener otro anhelo mayor que el de servir con creciente generosidad y con suma eficacia a los hombres de hoy. Por consiguiente, con la fiel adhesión al Evangelio y con el uso de las energías propias de éste, unidos a todos los que aman y practican la justicia, han tomado sobre sí una tarea ingente que han de cumplir en la tierra, y de la cual deberán responder ante Aquel que juzgará a todos en el último día. No todos los que dicen: "¡Señor, Señor!", entrarán en el reino de los cielos, sino aquellos que hacen la voluntad del Padre y ponen manos a la obra. Quiere el Padre que reconozcamos y amemos efectivamente a Cristo, nuestro hermano, en todos los hombres, con la palabra¬ y con las obras, dando así testimonio de la Verdad, y que comuni¬que¬mos con los demás el misterio del amor del Padre celestial. Por esta vía, en todo el mundo los hombres se sentirán despertados a una viva esperanza, que es don del Espíritu Santo, para que, por fin, llegada la hora, sean recibidos en la paz y en la suma bienaventuranza en la patria que brillará con la gloria del Señor. «Al que es poderoso para hacer que copiosamente abundemos más de lo que pedimos o pensamos, en virtud del poder que actúa en nosotros, a El sea la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén» (Ef 3,20-21).
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EVANGELIO Y EXPLICACION

evangelio 11

Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas. Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria. Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación". Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra. Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".
Leer el comentario del Evangelio por :
Beato Juan van Ruysbroeck (1293-1381), canónigo regular Las Bodas espirituales, 1

«Entonces verán venir al Hijo del hombre»
«¡Que viene el esposo!» (Mt 25,6). Cristo, nuestro esposo, es quien pronuncia esta frase. En latín, la palabra «venit» contiene dos tiempos del verbo: el pasado y el presente; lo cual no priva que apunte también al futuro. Por eso vamos a considerar en nuestro esposo Jesucristo, tres venidas. En la primera venida se hace hombre a causa del hombre, por amor. La segunda venida tiene lugar todos los días, a menudo y en muchas ocasiones, en cada corazón que ama, acompañado de nuevas gracias y nuevos dones, según la capacidad de cada uno. La tercera venida, se considera la que tendrá lugar el día del Juicio o en la hora de la muerte...
El motivo por el cual Dios ha creado a los ángeles y a los hombres es su bondad y su nobleza infinitas, porque lo ha querido hacer a fin de que la felicidad y la riqueza que es él mismo se revelaran a las criaturas dotadas de razón, y que éstas pudieran gustarlo en el tiempo y gozar de él más allá del tiempo, en la eternidad.
El motivo por el cual Dios se ha hecho hombre es su amor inalcanzable y la desgracia de los hombres porque, a causa de la caída del pecado original se habían alterado la finalidad de la naturaleza humana y no podía curarse a sí misma. Pero el motivo por el cual Cristo llevó a cabo sus obras sobre la tierra, no tan sólo según su divinidad sino también según su humanidad, es cuádruple: a saber, su amor divino sin medida; el amor creado, o caridad, que poseía en su alma gracias a la unión con el Verbo eterno y gracias al don perfecto que le había hecho su Padre; la gran desgracia en la que se encontraba la naturaleza humana; finalmente, el honor de su Padre. Estos son los motivos de la venida de Cristo, nuestro esposo, y de todas sus obras.
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ESTRELLA DE LA NOCHE
















AVE MARIA





































A MARIA
















PUEDE SER BELLO EL MUNDO











viernes, 26 de febrero de 2010