Tambor ¡Tambor! Hermana: yo no quiero ser tamborme duelen demasiado los ojos en el
Agua desde que tengo abierta esta herida
En el viento.Una vez me sembraron el alma de
Recuerdosy crecí como un árbol en la noche del tiempo,en donde está cayendocomo una sola gota, para siempre, el silencio.Aquella dulce niña, que, como yo,
Teníados blancas manos locas tendidas a la luna,daba pena mirarla;porque sólo decía que la luna había
Vueltosus manos mariposas:mariposas de sueños que volando
Se Ibanpor el cielo remoto de las lunas
Difuntas.Me basta con mi ancho corazónde voces,mis caminos de humos enterrados,mis campanas de nieblas doblando
Entre las sombrasme basta con mis ojos sonámbulos
Que mirancomo crece de trinos la bondad de
Mis manos.-Lo comprendo; es posible: tú lloras
porque piensasque yo no estoy presente;supones que me he ido hacia los lirios rotosheridos por el aire,hacia el mundo de hojas que
Desangra la noche;supones que me he ido -toda desvanecida-hacia el cielo sin lumbre en que devoran albastardías los gusanos.Yo estoy ausente, sí:ausente de la carnesin ensueños ni sangre de tus huecas palabras,más allá de tu muerta nominación de cosas.Yo estoy ausente, sí,de tu forma distinta de pronunciar
Alondra,sepultada en un pecho nublado por el llanto.Ahora que dolencias de sombras
Angustiadasascienden por el agua desnuda de mis ojosy mi herida no sangra en la carne del viento;ahora que estoy hecha de cosas
Enterradasy estoy henchida todade estrellas como un río,no dejes que se vayan mis manos por el alba;no dejes que se vayan:Tengo miedo de un ángel oscuro que
las llama.Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no
Quiero ser tambor
Poemas de Franklin Mieses Burgos
Por dentro de tu nochesolitaria de un llanto de cuatrocientos años;por dentro de tu noche caída entre estas islascomo un cielo terrible sembrado de huracanes;entre la caña amarga y el negro que no siembrapor que no son tan largos los cabellos del agua;inmediato a la sobra caoba de tu carne:tamarindo crecido entre limones agrios;casi junto a tu risa de corazón de coco;frente a la vieja herida violeta de tus labiospor donde gota a gota como un oscuro río desangran tus palabras,lo mismo que dos tensos bejucos enroscadosbailemos un merengue:un furioso merengue que nunca más se acabe. -¿Qué somos indolentes? ¿Qué no apreciamos nada?¿Qué únicamente amamos la botella de ron,la hamaca en que holgazanes quemamos el andullodel ocio en los cachimbos de barro mal cocidosque nos dio la miseria par nuestro solaz?Puede ser; no lo niego; pero ahora, entre tanto,bailemos un merengue hasta la madrugada,entre ajíes caribes de caricias robadas,cabe cielos ardidos de fuego de aguardiente,bajo una blanca luna, redonda, de cazabe.Que ya me están urgiendo de caminos realeslos nísperos canelas de tus propios racimos,y no sé de qué soles tropicales me vienentodas estas violentas viscerales urgenciasde querer cimarronas morbideces de sombras.-¿Qué hay muchos que aseguranque aquí, entre nosotros,la vida tiene el mismo tamaño de un cuchillo?¿Qué nuestra gran tragedia como país empiezadesde cuando aprendimos a tocar el bongó?¿Qué el acordeón y el güiro han sido los peoresconsejeros agrarios de nuestros campesinos?Puede ser; no lo niego; pero ahora, entre tanto,bailemos un merengue que nunca más se acabe,bailemos un merengue hasta la madrugada:que un hondo río de llanto tendrá que correr siemprepara que no se extinga la sonrisa del mundo.-¿Qué el machete no es sólo en nuestras duras manosun hierro de labranza para cavar la tierrapequeña de conuco, sino que muchas vecesse ha convertido en pluma para escribir la historia?Puede ser, no lo niego; pero ahora, entre tanto, bailemos un merengue que nunca más se acabe,bailemos un merengue hasta la madrugada:que ya no serán sólo tus manos olvidadasdos sonámbulas rutas de futuras vendimiassobre una tierra brava;ahora te daremos otras maternidadesfecundas de distintas raíces verticales.-¿Qué fuimos y qué somos los mismos marrulleros;los mismos reticentes del pasado y de siempre?¿Qué dentro de la escala de los seres humanoshay muchos que suponen que nosotros no vamosmás allá del alcance de un plato de sancocho?Puede ser; no lo niego; pero ahora, entre tanto,bailemos un merengue de espaldas a la sombrade tus viejos dolores,más allá de tu noche eterna que no acaba,frente a frente a la herida violeta de tus labiospor donde gota a gota como un oscuro río desangran tus palabras.Bailemos un merengue que nunca más se acabe,bailemos un merengue hasta la madrugada:el furioso merengue que ha sido nuestra historia.
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LETANÍA DEL CIEGO
RUBÉN DARÍO
Soy como un ciegoY tú que tanto amas, tanto ríes,tanto adivinas y conoces tanto,¿dónde el escudo para que te fíes,dónde el pañuelo de enjugar tu llanto?¿Dónde el camino que no veo ahora?Dímelo o llora y el mirar suprime.¿Es ya la noche que no tiene aurora?Dímelo, dime.Y sin embargo tu vivir empañami vivir con un vaho que es ternura,que es caliente rumor que me acompañala noche oscura.Y sin embargo con tu mano guíasy a tientas toco lo que apenas veoy digo acaso para que sonríaslo que no creo.Y toco apenas y tu bulto aprendoy torpe sigo lo que tú me indicas.Lo que no miro, lo que no comprendo,tú multiplicas.Tú multiplicas, o quizás es tu inventoporque lo vea aunque quizá no exista.Entre la noche de mi pensamientodulce es tu vista.Dulce es tu vista, tu mirar risueñoque mira un llano donde estaba un montey que a mi alma de temblor pequeñollamó horizonte.Dulce es tu vista que miró aquel lagoy lo llamaba alegre mar bravío.Tu generoso corazón es mago.¡Lo fuese el mío!
Agua desde que tengo abierta esta herida
En el viento.Una vez me sembraron el alma de
Recuerdosy crecí como un árbol en la noche del tiempo,en donde está cayendocomo una sola gota, para siempre, el silencio.Aquella dulce niña, que, como yo,
Teníados blancas manos locas tendidas a la luna,daba pena mirarla;porque sólo decía que la luna había
Vueltosus manos mariposas:mariposas de sueños que volando
Se Ibanpor el cielo remoto de las lunas
Difuntas.Me basta con mi ancho corazónde voces,mis caminos de humos enterrados,mis campanas de nieblas doblando
Entre las sombrasme basta con mis ojos sonámbulos
Que mirancomo crece de trinos la bondad de
Mis manos.-Lo comprendo; es posible: tú lloras
porque piensasque yo no estoy presente;supones que me he ido hacia los lirios rotosheridos por el aire,hacia el mundo de hojas que
Desangra la noche;supones que me he ido -toda desvanecida-hacia el cielo sin lumbre en que devoran albastardías los gusanos.Yo estoy ausente, sí:ausente de la carnesin ensueños ni sangre de tus huecas palabras,más allá de tu muerta nominación de cosas.Yo estoy ausente, sí,de tu forma distinta de pronunciar
Alondra,sepultada en un pecho nublado por el llanto.Ahora que dolencias de sombras
Angustiadasascienden por el agua desnuda de mis ojosy mi herida no sangra en la carne del viento;ahora que estoy hecha de cosas
Enterradasy estoy henchida todade estrellas como un río,no dejes que se vayan mis manos por el alba;no dejes que se vayan:Tengo miedo de un ángel oscuro que
las llama.Tambor. ¡Tambor! Hermana: yo no
Quiero ser tambor
Poemas de Franklin Mieses Burgos
Por dentro de tu nochesolitaria de un llanto de cuatrocientos años;por dentro de tu noche caída entre estas islascomo un cielo terrible sembrado de huracanes;entre la caña amarga y el negro que no siembrapor que no son tan largos los cabellos del agua;inmediato a la sobra caoba de tu carne:tamarindo crecido entre limones agrios;casi junto a tu risa de corazón de coco;frente a la vieja herida violeta de tus labiospor donde gota a gota como un oscuro río desangran tus palabras,lo mismo que dos tensos bejucos enroscadosbailemos un merengue:un furioso merengue que nunca más se acabe. -¿Qué somos indolentes? ¿Qué no apreciamos nada?¿Qué únicamente amamos la botella de ron,la hamaca en que holgazanes quemamos el andullodel ocio en los cachimbos de barro mal cocidosque nos dio la miseria par nuestro solaz?Puede ser; no lo niego; pero ahora, entre tanto,bailemos un merengue hasta la madrugada,entre ajíes caribes de caricias robadas,cabe cielos ardidos de fuego de aguardiente,bajo una blanca luna, redonda, de cazabe.Que ya me están urgiendo de caminos realeslos nísperos canelas de tus propios racimos,y no sé de qué soles tropicales me vienentodas estas violentas viscerales urgenciasde querer cimarronas morbideces de sombras.-¿Qué hay muchos que aseguranque aquí, entre nosotros,la vida tiene el mismo tamaño de un cuchillo?¿Qué nuestra gran tragedia como país empiezadesde cuando aprendimos a tocar el bongó?¿Qué el acordeón y el güiro han sido los peoresconsejeros agrarios de nuestros campesinos?Puede ser; no lo niego; pero ahora, entre tanto,bailemos un merengue que nunca más se acabe,bailemos un merengue hasta la madrugada:que un hondo río de llanto tendrá que correr siemprepara que no se extinga la sonrisa del mundo.-¿Qué el machete no es sólo en nuestras duras manosun hierro de labranza para cavar la tierrapequeña de conuco, sino que muchas vecesse ha convertido en pluma para escribir la historia?Puede ser, no lo niego; pero ahora, entre tanto, bailemos un merengue que nunca más se acabe,bailemos un merengue hasta la madrugada:que ya no serán sólo tus manos olvidadasdos sonámbulas rutas de futuras vendimiassobre una tierra brava;ahora te daremos otras maternidadesfecundas de distintas raíces verticales.-¿Qué fuimos y qué somos los mismos marrulleros;los mismos reticentes del pasado y de siempre?¿Qué dentro de la escala de los seres humanoshay muchos que suponen que nosotros no vamosmás allá del alcance de un plato de sancocho?Puede ser; no lo niego; pero ahora, entre tanto,bailemos un merengue de espaldas a la sombrade tus viejos dolores,más allá de tu noche eterna que no acaba,frente a frente a la herida violeta de tus labiospor donde gota a gota como un oscuro río desangran tus palabras.Bailemos un merengue que nunca más se acabe,bailemos un merengue hasta la madrugada:el furioso merengue que ha sido nuestra historia.
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LETANÍA DEL CIEGO
RUBÉN DARÍO
Soy como un ciegoY tú que tanto amas, tanto ríes,tanto adivinas y conoces tanto,¿dónde el escudo para que te fíes,dónde el pañuelo de enjugar tu llanto?¿Dónde el camino que no veo ahora?Dímelo o llora y el mirar suprime.¿Es ya la noche que no tiene aurora?Dímelo, dime.Y sin embargo tu vivir empañami vivir con un vaho que es ternura,que es caliente rumor que me acompañala noche oscura.Y sin embargo con tu mano guíasy a tientas toco lo que apenas veoy digo acaso para que sonríaslo que no creo.Y toco apenas y tu bulto aprendoy torpe sigo lo que tú me indicas.Lo que no miro, lo que no comprendo,tú multiplicas.Tú multiplicas, o quizás es tu inventoporque lo vea aunque quizá no exista.Entre la noche de mi pensamientodulce es tu vista.Dulce es tu vista, tu mirar risueñoque mira un llano donde estaba un montey que a mi alma de temblor pequeñollamó horizonte.Dulce es tu vista que miró aquel lagoy lo llamaba alegre mar bravío.Tu generoso corazón es mago.¡Lo fuese el mío!
Poemas de Carlos Bousoño
MUCHO TE QUISE
Mucho te quise y con dolor te mirocuando aquí pasas con tu sueño a cuestas.Mas para siempre, desde lejos, hondosmis ojos te recuerdan.Aquí en la tarde te contemplopasar hostil y sin clemencia.Vas dura con tu sueño amargo y triste.Ingrato sueño que el amor te veda.
POETA EN UN ABORDAJE CON EL MAR EN CALMA
La vida, el mar, tumulto y honda seda inmóvilCERVANTESGuerreaste en mar sedoso,te hiciste, te rehiciste,te creciste en el acoso,y, al luchar, te malheriste.Y luego, ¿qué es lo que queda?En la memoria crueldel lector, el verso aquelque hablaba de aquella seda.
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REFLEXIONES ÚLTIMAS
A Antonio CarvajalMar en calma. Con energíadesafiante asume el retode entender la sabiduríainmortal de quedarse quieto.Más allá de pena y de goce,¡infinitud en que te enrolas!,el corazón, al fin, conocela ciencia de no tener olas.La ciencia en que no vuela un aveni se escucha un sonido leve.(Luego, sin nadie, el sueño grave.Sin nadie, la estepa, la nieve.)
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