viernes 03 Febrero 2012
Viernes de la cuarta semana del tiempo ordinario
su fama se había extendido por todas partes.
Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado,
y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos:
Otros afirmaban: "Es Elías". Y otros: "Es un profeta
como los antiguos".
Pero Herodes, al oír todo esto, decía: "Este
hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar
y que ha resucitado".
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y
encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer
de su hermano Felipe, con la que se había casado.
Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener
a la mujer de tu hermano".
Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo,
pero no podía,
porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era
un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando
lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con
gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes
festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete
a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables
de Galilea.
La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a
Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la
joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".
Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier
cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi
reino".
Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo
pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista",
respondió esta.
La joven volvió rápidamente adonde estaba
el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me
traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la
cabeza de Juan el Bautista".
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su
juramento, y por los convidados, no quiso
contrariarla.
En seguida mandó a un guardia que trajera la
cabeza de Juan.
El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza.
Después la trajo sobre una bandeja, la entregó
a la joven y esta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron,
fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
-------------------------
---------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario