jueves, 5 de abril de 2012

EVANGELIO


jueves 02 Febrero 2012

Fiesta de la Presentación del Señor


Santo(s) del día : Santa Catalina de Ricci


Evangelio según San Lucas 2,22-40
.
Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés 

para la purificación,


 llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al 

Señor,

como está escrito en la Ley: Todo varón 


primogénito será consagrado 


al Señor.

También debían ofrecer en sacrificio un par de 


tórtolas o de pichones 


de paloma, como ordena la Ley del Señor. 

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado 


Simeón, que era justo y


piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El

 Espíritu Santo estaba en él

y le había revelado que no moriría antes de ver al 


Mesías del Señor
.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y 


cuando los padres


 de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las 

prescripciones de la Ley
,
Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, 


diciendo: 

"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor 


muera en paz, como lo has

 prometido, 

porque mis ojos han visto la salvación 


que preparaste delante de todos los pueblos: 


luz para iluminar a las naciones paganas y gloria


 de tu pueblo Israel".

Su padre y su madre estaban admirados por lo 


que oían decir de él.

Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la 


madre: "Este niño


 será causa de caída y de elevación para muchos

 en Israel; será signo


 de contradicción
,
y a ti misma una espada te atravesará el corazón.


 Así se manifestarán


 claramente los pensamientos íntimos de muchos".

Había también allí una profetisa llamada Ana, hija


 de Fanuel, de la


 familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, 

casada en su juventud,


 había vivido siete años con su marido. 

Desde entonces había permanecido viuda, y tenía 


ochenta y cuatro


años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios 

noche y día con


 ayunos y oraciones.

Se presentó en ese mismo momento y se puso a 


dar gracias a Dios. 


Y hablaba acerca del niño a todos los que

 esperaban la redención de 


Jerusalén. 

Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley


 del Señor, volvieron a


 su ciudad de Nazaret, en Galilea. 

El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de 


sabiduría, y la gracia de


 Dios estaba con él.



Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


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