Ramon Lopez Velarde
QUE SEA PARA BIEN
Ya no puedo dudar...
Diste muerte a mi cándidaniñez, toda olorosa a sacristía, y
tambiéndiste muerte al liviano chacal de mi cartuja.Que sea
para bien..
.Ya no puedo dudar...
Consumaste el prodigiode, sin
hacerme daño, sustituir mi agua claracon un licor de uvas...
Y
yo beboel licor que tu mano me depara.
Me revelas la síntesis de
mi propio Zodíaco:
el León y la Virgen.
Y mis ojos te venapretar
en los dedos
—como un haz de centellas—éxtasis y placeres.
Que sea para bien..
.Tu palidez denuncia que en tu rostrose ha
posado el incendio y ha corrido la lava..
.Día último de marzo;
emoción, aves, sol...
Tu palidez volcánica me agrava.¿Ganaste
ese prodigio de pálida vehemenciaal huir, con un viento de
ceniza,de una ciudad en llamas?
¿O hiciste
penitenciarevolcándote encima del desierto?
¿O, quizá,te
quedaste dormida en la vertientede un volcán, y la lava corrió
sobre tu bocay calcinó tu frente?
¡Oh tú, reveladora, que traes
un saborcabal para mi vida, y la entusiasmas:tu triunfo es sobre
un motín de satiresasy un coro plañidero de fantasmas!
Yo
estoy en la vertiente de tu rostro, esperandolas lavas repentinas
que me denun fulgurante goce.
Tu victorial y pálidoprestigio ya
me invade...
¡Que sea para bien!
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