jueves, 10 de marzo de 2011

poemas

Irrevocablemente

Por donde quiera que escudriñe la mirada,
sólo encuentra los pálidos pantanos de la Nada
;flores marchitas, aves sin rumbo, nubes muertas...
Ya no abrió nunca el cielo ni¡la tierra sus puertas!Días de lasitud, desesperanza y tedio
;no hay más para la vida que el fúnebre remediode la muerte, no hay más, no hay más, no hay másque caer como un punto negro
y vagoen la onda lívida del lago,para siempre jamás...



La gran plegaria
El tiempo es hambre y el espacio es fríoorad,
orad, que sólo la plegariapuede saciar las ansias del vacío.
El sueño es una roca solitariaen donde el águila del alma anida:soñad, soñad,
entre la vida diaria. El tiempo es hambre y el espacio es fríoorad, orad, que sólo la plegariapuede saciar las ansias del vacío.
El sueño es una roca solitariaen donde el águila del alma anida:soñad, soñad, entre la vida diaria.



Un detalle

Un trozo de azul tienemayor intensidad que todo el cielo;yo siento que allí vive, a flordel éxtasis feliz,
mi anhelo.Un viento de espíritus pasamuy lejos, desde mi ventana,dando un aire en que despedazasu carne una angélica diana.
Y en la alegría de los gestos,ebrios de azur, que se derraman...siento bullir locos pretextos,que,
estando aquí, ¡de allá me llaman!



La danza de los astros

La sombra azul y vasta es un perpetuo vueloque estremece
el inmóvil movimiento del cielo;la distancia es silencio, la visión es sonido;el alma se nos vuelve
como un místico oídoen que tienen las formas propia sonoridad:luz antigua en sollozos estremece el Abismo,
y el Silencio Nocturno se levanta en sí mismo.Los violines del éter pulsan su claridad.

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