martes, 8 de septiembre de 2015

Los frutos del Espíritu Santo





Los Dones del Espíritu, un regalo de Dios a su Iglesia
Prefacio:

¿Porqué fueron derramado los dones espirituales?

Para fundamentar la razón del derramamiento del Espíritu Santo y su consecuente impartición de dones debo conocer a lo que se iba a enfrentar la iglesia primitiva, esto es a padecimientos, los cuales tenían el propósito de probar su fidelidad, purificarla y enseñarle a depender exclusivamente de Él. (Ro. 8:17; Jn. 15:20; 1 CO. 12:16; Gá. 3:4; Fi.1:29; Col. 1:24). Siendo la razón el fortalecimiento de la iglesia por sobre la persecución entendemos que el derramamiento conllevó un poder ilimitado que sobrepasó a todo razonamiento humano.

La iglesia fue entonces edificada sobre la base del poder de Dios (1Co.2:1-5) manifestándose dentro de su pueblo; lo que demostró que Jesús vivía y estaba presente (Jn.15:5; 14:20)

Jesús prometió a sus apóstoles que cuando descendiera el Espíritu Santo recibirían PODER para ser testigos (Hch.1:2,5,7). Este poder trajo aparejado la unción y los dones espirituales, cumpliendo su promesa en las fiestas de Pentecostés. (Hch.2:4)

Concluyendo, afirmo entonces que no es posible la edificación de una iglesia sin estar fundada sobre la base del poder de Dios y sus dones espirituales.

INTRODUCCIÓN

ASPECTOS GENERALES DE LOS DONES

¿Qué son los dones del Espíritu Santo?


Los dones del Espíritu Santo fueron profetizados en el Antiguo Testamento (Dt.28:1-14; Is.28:11; Jl.2:28), confirmados por las promesas de Cristo (Mr.16:17; Jn.14:12; Hch.1:8), e impartidos por el Espíritu Santo en el Pentecostés (1Co.12:11).

Su significado deriva del griego “jarismata”, que a su vez este deriva de jaris = gracia; así “dones de gracia”; compárese el término técnico “carismas”.

Hay una estrecha relación entre los dones espirituales y la “gracia” de Dios; esto es “don gratuito” o una habilidad otorgada por Dios a los creyentes. También se refiere a estos dones como “manifestaciones del Espíritu”.

Definimos entonces al don espiritual como un atributo especial que el Espíritu Santo da a cada miembro del Cuerpo de Cristo, según la gracia de Dios para usarlo dentro del contexto de su cuerpo.

Rescato una linda definición la cual dice así: “Es toda aptitud dada por Dios, en la medida que han sido apartadas de un uso egoísta por el Espíritu de Jesucristo y puestas al servicio de la iglesia.”

Los cristianos “individuales” desconectados del Cuerpo no son útiles para Dios ya que Él a planeado su obra para trabajar en conjunto ayudándose mutuamente y necesitándose unos a otros.

Los dones son funcionales y congregacionales. La mayoría de las cosas que Dios hace, aún para afectar a la sociedad lo hace a través de miembros trabajando juntos, con la cooperación de los dones, en comunidades constituidas a través de iglesias locales. Los mismos deben ser supervisados y trabajando en conjunto con la congregación, lo cual se traduce en éxito.

Pablo afirmó que no deseaba que ignoren acerca de los dones espirituales. Esta frase involucró a todos los cristianos de distintas épocas. Entiendo que los dones no son la meta para el cristiano sino los medios, las herramientas para el crecimiento de la iglesia, es que hay diversidad de funciones entre ellos como así lo hay en el cuerpo humano, que se relacionan entre sí para el correcto funcionamiento.

Nadie debe vanagloriarse de los dones que posee por cuanto no son suyos (Ro.12:3) sino de aquel que se los concedió. El apóstol enfatiza que debemos “Anhelar los mejores dones”, pero lo más importante es “seguir el amor”, en otras palabras...”que nuestra meta sea amar” y luego procurar los dones espirituales (1Co.14:1), porque sin este fundamento todo lo demás no tiene valor alguno (1Co.13:1-13).

¿Cuándo se reciben los dones?

No todos se reciben en un instante, pero sí se comienzan a recibir cuando una persona se entrega a Jesucristo como su Salvador personal.

Cada cristiano debe priorizar su búsqueda en descubrirlos y luego desarrollarlos. Dios los da a su entera discreción y gracia (1Co.12:11,18) independientemente del grado de relación que se tenga con Él. Pero además, algunos son más apropiados que otros en ciertas ocasiones, lugares, para ciertas filosofías del ministerio, para ciertos grupos y ciertas tareas.

Cada creyente ha recibido un don

A cada uno le es dada la manifestación del Espíritu “(v.7)”. “Todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como Él quiere” (v.11), “...por un solo Espíritu fuimos todos bautizados...y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (v.13).

Cada miembro del Cuerpo de Cristo es indispensable para el crecimiento del conjunto: “los miembros del cuerpo que parecen más débiles son los más necesarios” (V.22), porque ellos también han recibido un don y si no lo ejercen, el Cuerpo de Cristo no funciona correctamente.

En el v.12:7, el apóstol destaca otras dos importantes verdades:

1. “La manifestación del Espíritu es dada”. Este verbo dar rige toda la enumeración de los vers. 8-10. En el v.11, Pablo emplea la palabra repartir. Los carismas son dones de la gracia: “¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿porqué te glorías como si lo hubieras recibido?” (1Co.4:7). El don excluye cualquier mérito.

2. Este verbo “dar” se emplea en un tiempo que sugiere un don continuo, una renovación constante: el don recibido crece en la medida en que es utilizado para la gloria de Dios (Mt.25:20,22; 1Ti.4:14; 2Ti.1:6); por otra parte Dios puede añadir aún otros dones (1Co.14:1,12)

El Propósito de los Dones del Espíritu es la utilidad

El propósito de los diferentes dones del Espíritu es la utilidad. Pablo les dice que no les ha escondido nada de lo que podía serles útil, ventajoso (Hch.20:20).

En la epístola de Corintios, utiliza varias veces este dicho: “Todo me es lícito, pero no todo es útil” (1Co.6:12; 10:23); “esto lo digo para vuestro provecho...para lo que os será útil” (1Co.7:35), “no procurando mi propio beneficio” (1Co.10:33).

Tomando estas enseñanzas vemos que el creyente que ejercita su don, por pequeño que éste sea, participa en la obra de construcción y nueva creación del mundo que tiene que venir y que está prefigurado por la iglesia.

La utilidad de un don es el criterio de su realidad. En 1Co.14:12, el apóstol repite el mismo pensamiento sustituyendo el concepto de utilidad por el de edificación (Ef.4:12). Por gracia, Dios nos da a cada uno la prioridad de desempañar una función en nuestra comunidad. Se puede decir entonces que el don es algo que se recibe personalmente y que está a la disposición de la comunidad.

Dios reparte los dones soberanamente

La soberanía de Dios en la elección del don y del beneficiario se ve varias veces a lo largo del capítulo 11 de 1ra. Corintios: “Repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (v.11), “Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso” (v.18), “Dios ordenó el cuerpo...”(v.24). “Y a unos puso Dios en la iglesia ... (v.28, Ef.4:7,11).

Pablo cambia completamente la perspectiva y las ambiciones religiosas de los corintios. Ellos quieren “poseer” ese o aquel don. No obstante es sólo Dios quien dispone de todos los dones y quien “cumple todo en todos”...

Podemos aspirar a tener dones, pero es Dios quien decide si quiere dárnoslo o no. Esta soberanía de Dios nos descarga de cualquier tentación de orgullo y al mismo tiempo del sentimiento de frustración, también nos libera de la búsqueda desenfrenada de ciertos dones, podemos orar al Señor y luego pensar: “Si he orado a Dios para que ÉL me dé los dones que ha reservado para mí, si estoy dispuesto a recibir cualquier don que Dios quiera concederme, para que contribuya a su gloria, a la edificación de los demás y sea útil a la comunidad, mi corazón está tranquilo, Dios lo hará a su debido momento.

La diversidad de dones está organizada

En el cuerpo humano, la diversidad de funciones y la unidad están asociadas. A través de esta imagen el apóstol introduce la noción de organización: los distintos dones no se ejercen de forma anárquica, están coordinados los unos con los otros y son interdependientes. La importancia de un don no se mide por sus resultados visibles. (¡Cuantos órganos invisibles tienen una función primordial en nuestro cuerpo!).

Los complejos de inferioridad y de superioridad son los que dañan la armonía del crecimiento de la iglesia no permitiendo la ejecución de los mismos, y dañando a aquellas personas con su desprecio. En cambio, la armonía se consigue cuando se da más honor a los que no tienen (v.24) y cuando se comparten las penas y las alegrías de cada uno de los miembros.

¿Son permanentes los dones en la iglesia?

Los dones recibidos, cualquiera sean estos son permanentes en la vida de cada cristiano. En Ro.12:4 Pablo establece la analogía entre el cuerpo físico como clave hermenéutica para entender los dones del Espíritu. Si los dones espirituales son al Cuerpo de Cristo lo que las manos al cuerpo físico, no hay duda alguna que una vez que se tiene un don, este se conserva. Podemos contar con ellos ya que nos ayudan a realizar planes en nuestro diario vivir.

Con respecto a la controversia sobre los dones de milagros presentaré dos argumentos que enfatizan su permanencia.

1. En 1Co.13:8-12, la ciencia se pone al mismo nivel que las lenguas y la profecía. Este argumento se basa en la diferencia entre “finalizarse, cesar” y “desaparecer” para establecer una diferencia entre las dos clases de dones parece muy forzado, ya que el conocimiento es el don más apreciado.

El apóstol dice que solo conocemos parcial e imperfectamente. “Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido” (v.12), es decir, cuando el Señor vuelva y le veamos “cara a cara”.

Aunque el v.8 anule las profecías, las lenguas y la ciencia, lo hace en el contexto de la venida del estado perfecto y por lo tanto, con la gloriosa venida de Cristo que traerá consigo este estado. De esta forma jamás se conseguirá establecer un intervalo entre la abolición anunciada en el v.8 y la llegada de la perfección del v.10.

2. El misionero actual que está en la obra pionera aún realiza la misma función que el apóstol Pablo. ¿Porqué tendría que tener menos necesidad que él, de las señales y milagros para acreditar el evangelio en terreno virgen?. De hecho, la evangelización en la obra pionera ha sido frecuentemente acompañada de manifestaciones del Espíritu.

3. Es necesario reconocer la absoluta soberanía de Dios: Él puede volver a dar ciertos dones donde y cuando Él quiera. Siempre los favores de Dios son inmerecidos.

4. La historia nos enseña que los dones milagrosos de Dios no desaparecieron con el primer siglo, mas bien se han manifestado aquí y allá. En ninguna parte de la Biblia se afirma que algún don haya desaparecido, ni que la necesidad de señales y milagros sólo existiera en los tiempos apostólicos. La iglesia debe vivir en la esfera de lo sobrenatural. No se puede arbitrariamente distinguir entre dones “normales” y “sobrenaturales”, admitiendo que los sobrenaturales eran el signo distintivo de los apóstoles. Según 1Co.12, los dones son concedidos al Cuerpo de Cristo de todos los tiempos.

Para culminar respecto a la permanencia de los dones, hago mía las palabras de K. Gangel: “Prefiero dejar al Espíritu Santo la más grande amplitud posible para que conceda en el Cuerpo de Cristo cualquier clase de don en cualquier tipo de período, tal como lo crea oportuno.”

Los Beneficios de los Dones Espirituales

1. Los cristianos que conocen sus dones encuentran su lugar en la iglesia con más facilidad y desarrollan una autoestima sana. Aprenden que sea cual sea su don, son importantes para Dios y para el Cuerpo. Los complejos de inferioridad desaparecen al comenzar a pensar de manera más sobria sobre ellos mismos.

Las personas que conocen sus dones espirituales aman a Dios y aman a sus hermanos, se aman a sí mismos por lo que Dios les ha hecho ser. No están orgullosos de sus dones sino agradecidos. Trabajan junto con sus hermanos en el Cuerpo en armonía y de modo eficiente.

2. El conocer los dones espirituales no sólo ayuda a los cristianos individualmente, sino ayuda a la iglesia en su conjunto. Efesios 4 nos dice que cuando los dones espirituales están operando, todo el cuerpo madura. Ayudan al cuerpo a “ser un varón perfecto” no ya “niños fluctuantes.” (Ef.4:13-14.)

Cuando el Cuerpo funciona bien, concertado y unido...recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Ef.4:16).

3. Lo más importante es que conociendo los dones espirituales glorificamos a Dios. 1ra.de Pe.4:8-11 advierte a los cristianos que usen los dones espirituales de la siguiente forma:

* Menciona estos dones en el marco de una exhortación al amor (v.8) que se manifiesta concretamente en la práctica de la hospitalidad (v.9).

* Relaciona los carismas a la multiforme gracia de Dios.

* Cada uno ha recibido un don.

* El don recibido es recibido para servir a los demás.

* Las gracias de Dios son diversas.

Además también menciona:

* Que somos administradores, gerentes de las gracias recibidas - esto nos recuerda las parábolas de los talentos y de las minas, y otras palabras de Jesús (Lc.12:48b).

* Que Dios nos da las fuerzas necesarias para poder realizar el ministerio que nos confía.

* El objetivo final al usar estos dones es “que en todas las cosas Dios sea glorificado por Jesucristo”.

Se puede abusar de los Dones

Kenneth Kinghorn, erudito metodista, describe los extremos con dos palabras: carismofobia y carismomanía.

Algunos que se dan cuenta de sus dones espirituales los usan para adquirir poder o ganar riquezas o vengarse o explotar a los otros creyentes. Comentaré sobre estos los cuales considero muy extendidos y contraproducentes en el crecimiento de la iglesia.

1. Ensalzamiento de un don.

En algunos círculos es popular ensalzar un don por encima de los otros. El tener cierto don constituye como una especie de categoría especial en algunos grupos, discriminando a aquellos creyentes que no lo tienen y categorizándoles como de segunda clase. Cuando esto ocurre, los dones pasan a ser fines en sí mismos. Glorifican al que los usa y no al dador. Benefician al individuo, no al cuerpo. Producen orgullo y complacencia propia.

2. Proyección de los dones

Es el síndrome que tiene aquella persona que quiere que los demás practiquen y ejecuten el don que él posee tal cual lo hace. Es decir, quiere que todo el Cuerpo sea un ojo, e impone un sentimiento de culpa y vergüenza en otros cristianos poniendo en duda la sabiduría y soberanía de Dios e ideando el intento de conformar a otros a su propia imagen.

CUATRO COSAS QUE NO SON DONES

No son talentos naturales

Cada ser humano, por haber sido hecho a la imagen de Dios, posee ciertos dones espirituales y hay una evidente diferencia en los grados y variaciones de los talentos naturales.

Los talentos son las características que identifican a cada persona en su personalidad. El tener talentos naturales no tiene nada que ver con ser cristiano o miembro del cuerpo de Cristo. Muchos ateos tienen talentos naturales y son soberbios porque lo poseen, y los utilizan para fines propios y egoístas.

Los dones espirituales están reservados únicamente a los cristianos y no deben ser considerados como talentos naturales consagrados. Dios puede tomar un talento natural de un no creyente y cuando éste entra en el Cuerpo de Cristo, lo transforma en un don espiritual. Pero incluso en un caso así el don espiritual es algo más que un talento natural sobrealimentado, porque siendo dado por Dios, un don espiritual no puede ser la duplicación de algo.

No son el Fruto del Espíritu

El fruto del Espíritu es el resultado natural, esperado del crecimiento del cristiano, su madurez, su asemejarse a Cristo, su plenitud en el Espíritu Santo. Todos los cristianos tienen la responsabilidad de crecer en la fe, y en desarrollar el fruto del Espíritu.

El fruto no se descubre como los dones, sino que se desarrolla por medio del andar con Dios y cediendo al Espíritu Santo. Mientras que los dones espirituales definen lo que el cristiano hace, los frutos del Espíritu ayudan a definir lo que el cristiano es.

El fruto del Espíritu es un requisito para el ejercicio efectivo de los dones espirituales. Los dones sin el fruto no valen nada, son como un neumático sin aire. Mientras los dones son orientados a una tarea, el fruto es orientado hacia Dios.

No son los Deberes o Papeles Cristianos

Es primordial saber distinguir a los dones del Espíritu y los deberes cristianos. Los deberes son ligeramente distintos del fruto del Espíritu, lo cual implica el “hacer” mas que “el ser”. Ejemplificando puedo decir que el principal papel del cristianismo es la fe (Ef.3:17-19), y que sin ella es imposible agradar a Dios (Heb.1l:6). En otras palabras, el estilo de vida de cristiano sin excepción debe ser caracterizado, día tras día, por la fe. Pero por encima de esto, la fe es un don especial dado por Dios. Es decir, el don de la fe es mucho más que el fruto de la fe que vemos en los cristianos corrientes.

Existe el don de la hospitalidad, sin embargo todos tenemos “el deber” de hospedar a alguien en diferentes oportunidades.

La oración es un deber y un privilegio de cada cristiano. Este es otro de un deber cristiano. Uno no necesita el don de la intercesión para hablar con Dios. De la misma manera, otros tienen el don de servir, pero todos los cristianos deben servir los unos a los otros (Ga.5:13).

Ahora bien, el hecho de no tener un don específico no es excusa para cometer permanentes pecados, ya que cada cristiano necesita estar preparado para ejercer cualquier deber en el caso de necesidad o urgencia.

No confundir los dones espirituales con los dones falsos

Satanás y sus demonios son imitadores y trabajan activamente en conjunto, oponiéndose a la obra del Señor. Jesús dijo: “Porque se levantarán falsos profetas, y harán señales y prodigios, de tal manera que engañarán , y si fuera posible, aún a los escogidos (Mt.7:22-23).”

Satanás puede falsificar cada uno de los dones. Es un sobrenatural con poderes sobrenaturales. Usó su poder con los magos del faraón en Egipto (Ex.7-8), y actualmente lo hace con por la clarividencia, brujería, etc. Pero siempre debemos tener en cuenta que Dios nos su misma autoridad por sobre toda manifestación y argumento frontal y sutil del enemigo.

En el Antiguo Pacto, el Espíritu Santo era otorgado solamente a algunos hombres de Dios escogidos para llevar a cabo un ministerio u obra especial (por ejemplo Ex.31:1-5). Otras veces llenaba y controlaba a un hombre de forma temporal. Pero en al Nuevo Pacto está eternamente con nosotros (Jn.14:16). Todos hemos nacido del Espíritu (Jn.3:5-6). Este Espíritu debe mostrarse en nosotros por los frutos. Este Espíritu nos da los dones para el servicio de Dios y los hemos recibido por parte de Dios (Ro.12:5). Ahora le pertenecemos a Cristo y somos reyes y sacerdotes (1Pe.2:9) así como profetas (Hch.2:17-18) cumpliendo de esta forma el deseo de Moisés.

Es entonces que de ahora en adelante ya no necesitamos de ningún intermediario entre Dios y nosotros. La consecuencia de todo esto es la abolición de la función sacerdotal bajo el Nuevo Pacto, y la unidad es una característica esencial del Cuerpo de Cristo trabajando juntos y sin divisiones con un solo fin, “Exaltar el Nombre de Cristo en todo el mundo”.

Los dones que el Espíritu impartió son la riqueza de la iglesia, y son dados tanto para la edificación del Cuerpo de Cristo como para la evangelización de los incrédulos. El ejercicio armonioso de los diferentes dones hace que cada iglesia disfrute de la vida abundante y crezca sin par.


Espero que el Señor nos haga escuchar lo que por vías distintas pero por sobretodo a través de su palabra que necesitamos de los dones para ser una esposa blanca y perfecta del Señor Jesucristo.

DEFINICIONES DE LOS DONES DEL ESPÍRITU

Dado que hay imprecisión en las definiciones entre los distintos dones, debemos entonces contemplarlos como distintos colores de la paleta de un pintor. Definiré y explicaré cada uno de ellos según su clasificación.

El don de Profecía

Definición: El don de profecía es la especial capacidad que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo, de recibir y comunicar un mensaje inmediato de Dios a su pueblo, por medio de una declaración divinamente ungida.

Pasajes bíblicos: 1Co.12:10,28; Ef. 4:11-14; Ro.12:6; Lc.7:26; Hch.15:32; 21: 9-11.

Explicación: El propósito esencial de la profecía es edificar, exhortar y consolar (1Co.14:3). El espíritu de la profecía es el testimonio dado a Jesucristo (Ap.19:10). En algunas ocasiones, la profecía puede intervenir cuando se trata de designar a alguien para un ministerio o de precisar sus funciones (1Ti.4:14).

En el Antiguo Testamento el profeta era el portavoz de Dios - como Aarón era el profeta de Moisés (Ex.7:1-2). En ocasiones, Dios les hablaba por medio de visiones (Is.6:1; Jer.1:11-13; Zac.1:8...) Esta es la razón por la que el profeta era también llamado vidente (1S.9:9).

Otras veces Dios comunicó su pensamiento por medio de mensajes audibles (1S.3:4; Es.6:8; Jr.1:4.)

El ejercicio del don profético está directamente vinculado al derramamiento del Espíritu Santo (Jl.2:28-32; Hch.2:18).

En algunas ocasiones, la profecía está acompañada de visiones en el Nuevo Testamento como así sucedía en el Antiguo Testamento (Hch. 9:10; 10:3,10; 16:9) o de voces (2Co.12:4; Hch.27:33), pudiendo consistir en un conocimiento sobrenatural de cosas escondidas (Hch.5:1-11; 1Co.14:24-25; Jn.4:19) o simplemente en un pensamiento, un consejo o un aviso inspirados por el Espíritu Santo de Dios.

Además, es concedido de manera indiferente a hombres y a mujeres (Lc.2:36-38; Hch.21:9).

“Cada cristiano es potencialmente un profeta”, ya que en la Nueva Alianza se cumple el deseo de Moisés, el cual anhelaba “que todo el pueblo de Jehová esté compuesto de profetas”, estando todos revestidos del Espíritu de Jehová (Nm.11:29).

El don de Apóstol

Definición: Es la capacidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo que les permite asumir y ejercer liderazgo sobre cierto número de iglesias con una autoridad extraordinaria en asuntos espirituales, que es reconocida y apreciada por estas iglesias.

Pasajes bíblicos: 1Co.12:28; 2Co.12:12; Ef.3:1-9; 4:11-14; Hch.15:1-2; Ga.15:1-2.

Explicación: El apóstol es la persona a quien Dios ha dado a los pastores y líderes de iglesia. Es la persona a quien estos van a pedir consejo y ayuda. Es capaz de allanar enconos y traer la paz, encontrar la causa de lo que va mal, resolver los problemas.

Puede hacer demandas que parecen autocráticas, pero que son aceptadas de buena gana por los cristianos, porque le reconocen su don y la autoridad que va con él. Tiene su visión bien enfocada y no se halla restringida por los problemas de una iglesia local.

Su autoridad apostólica: Tiene autoridad delegada por Cristo, reina sobre las potestades demoníacas (Hch.16:16-18) para liberar a los que están encadenados por Satanás, para ata en el nombre de Cristo (Hch.5), para excomulgar (1Co.5:5; 1Ti.1:20) y readmitir en la iglesia (2Co.2:1-11), para establecer diáconos y ancianos (Hch.6:6; 14:23; Tit.1:5), para conceder dones espirituales (Ro.1:11; 1Ti.3:14; 2Ti.1:6), para sanar y obrar milagros (Hch.3:1-11; 9:32-34; 2Co.12:12).

Requisitos y signos del apostolado: Para ser apóstol, era necesario ser llamado por Dios (Ga.1:15), escogido y enviado por la iglesia local (Hch.13:1) y reconocido por la iglesia general (Ga.2:7). A veces las pruebas del apostolado son: “las señales, los prodigios y los milagros” por los que Dios manifiesta su poder (Ro.15:18; 2Co.12:12), pero sobre todo, la eficacia del ministerio de la Palabra “para conducir a los paganos a la obediencia de la fe.”

Sus funciones: Ponía los fundamentos de las iglesias (1Co.3:10) y las edificaba (2Co.10:8; Fil.1:25); dirigía las iglesias ya establecidas, aún cuando estaba lejos ( 1Co.7:17; 14:37; 16:1) y oraba por ellas (Ef.1:6; Fil.1:9; Col. 1:9). Los apóstoles se entendían entre ellos para establecer los límites de sus actividades ( 1Co.16:12; 2.Co.10:13; Ga.2:7-9; Tit.1:5). Cada uno de ellos se esforzaba en descubrir nuevos siervos de Dios y ponerlos en el ministerio (Hch.15:39; 16:1; Fil.2:22), coordinando sus actividades y enviándoles a donde creía necesario (Hch.19:22; Fil.2:25; Tit.2:12-13), volviéndolos a reunir si tenía necesidad (Hch.20:17-38). Notemos que todas estas referencias no tienen que ver con los Doce, sino con Pablo o Bernabé. Estas funciones son, pues, las de los apóstoles de todos los tiempos.

El don de Evangelista

Definición: El don de evangelista es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para compartir el Evangelio con los no creyentes, en una manera que hombres y mujeres lleguen a ser discípulos y miembros responsables de la iglesia local.

Pasajes bíblicos: Ef.4:11-14; 2Ti.4:5; Hch.8:5-6,26-40; 14:21; 21:8.

Explicación: El evangelista según Bridge y Phypers “actúa en el marco de una iglesia ya existente “ pues es uno de los responsables de la iglesia que tiene una especial preocupación por la salvación de los inconversos y la extensión de la obra de Dios. Puede ser también dotado para hablar en público a “los de afuera” empleando su lenguaje para exponer el plan de la salvación en los “mensajes de salvación” o quizá alguien que tenga un corazón ardiente por los perdidos y que posea una gran facilidad para establecer contacto personal que le rodean y que no conocen al Señor.

Además es un educador, ya que es el responsable de la formación de los miembros de la iglesia, aquel que les comunica su visión y sus métodos. “Y él mismo constituyó... a otros, evangelistas... a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio (Ef.4:11-12).

El don de Exhortación

Definición: El don de exhortación es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para ministrar palabras de ayuda, consuelo, ánimo y consejo a otros miembros del Cuerpo, en tal manera que se sienten ayudados y sanados espiritualmente.

Pasajes bíblicos: Ro.12:8; Hch.5:1-11; 16:16-18; 1Jn.4:1-6; Mt.16:21-23

Explicación: Todos los creyentes son exhortarse mutuamente (Ro.15:14-16; Co.3:16; 1Ts.5:11). Encontramos por lo general la expresión “los unos a los otros”. Ese evidente que ciertos creyentes tienen más que otros, el don de “hacerse escuchar” cuando dirigen alguna exhortación o palabra de consolación. Este don se ejerce en los encuentros cristianos (Hch.11:23; 14:22; 15:32) o en las charlas de “relaciones de ayuda” (Hch.20:31).

El apóstol Pablo se apoyó para exhortar sobre lo que Dios hizo por nosotros en Jesucristo. Él exhortaba reconfortando, consolando, animando y llamando a una vida digna del Evangelio. Lo hacía con amabilidad, honestidad y humildad.

Las Epístolas nos brindan las condiciones de una buena exhortación, estas son:

Estar “llenos de bondad” respecto a la persona con la que hablamos, “llenos de conocimiento”, tanto del plan de Dios como del alma humana (Ro.15:14-16), estar familiarizados con “la Palabra de Cristo en toda su riqueza... en toda sabiduría” (Col.3:16) para edificar al otro (1Ts.5:11). La exhortación puede también tener la forma de una solemne advertencia (1Ts.5:14;: 2Ts.3:15) o de una reprensión fraternal (Mt.18:15; 1Ti.5:20; Tit.2:15). Se trata a veces de corregir o enderezar a los que contradicen (2Ti.2:25) o convencerles (2Co.5:11) “con toda dulzura” (o paciencia) y doctrina” (2Ti.4:2).

El don de exhortación es acreditado por sus frutos: aquel que es exhortado acepta la advertencia o las palabras de ánimo como si vinieran del Señor, es convencido como por una fuerza superior y se esfuerza en cambiar su comportamiento.

El don de Enseñanza

Definición: El don de enseñanza es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para comunicar importante información que tiene que ver con la salud y ministerio del Cuerpo y sus miembros, en una forma que otros aprenden.

Pasajes bíblicos: 1Co. 12:28; Ef. 4:11-14; Ro. 12:7; Hch. 18:24-28; Hch. 20:20-21.

Explicación: Este don consiste en presentar la verdad de forma sencilla, de modo que los que escuchan puedan asimilarla. “Complicar lo que es sencillo está al alcance de todos, pero hacer comprensible lo que es difícil, es una característica que sólo encontramos en los buenos maestros”. Esto implica en primer lugar, una asimilación personal de la verdad por parte del maestro; después, una selección de la materia para poder retener los elementos que corresponden a las necesidades y al nivel de aquellos a los que se enseña; seguidamente, una reestructuración de esta materia, ordenándola de forma lógica y fácil de memorizar; y finalmente, la elección de los medios de comunicación y, eventualmente, las ayudas audio-visuales necesarias y apropiadas al auditorio.

El buen maestro se preocupará constantemente de “reanimar el don” que ha recibido, aprovechando todos los medios pedagógicos y técnicos puestos a disposición. Es muy importante que la iglesia no confunda nunca técnica y don: el hecho de que alguien tenga una buena formación pedagógica no implica necesariamente que tenga el don de enseñar, así como tampoco el hecho de que posea una vasta erudición significa que sabe comunicar las verdades indispensables.

El don de enseñanza viene en muchas variedades. Algunos los tienen para enseñar a los niños, otros a los jóvenes, y otros a los adultos. En cambio hay otros que lo poseen para enseñar en situaciones particulares, uno a otro, como Pablo con Timoteo, o Priscila y Aquila con Apolos (Hch.18:26).

Este don puede ser usado para la enseñanza a través de la radio o la televisión. Algunos enseñan a laicos o miembros de la iglesia, otros enseñan a profesionales. Generalmente las personas que poseen este don son pacientes con sus estudiantes y ocupan mucho de su tiempo deleitándose estudiando las lecciones a dar.

El don de Pastor

Definición: El don de Pastor es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para asumir una responsabilidad personal de largo alcance para bienestar espiritual de un grupo de creyentes.

Pasajes bíblicos: Ef.4:11-14; 1Ti.3:1-7; Jn.10:1-18; 1Pe.5:1-3.

Explicación: El pastor es la persona responsable bajo Jesús, que es el pastor principal, de enseñar, alimentar, curar las heridas, desarrollar la unidad, ayudar a la gente a hallar sus dones, y hacer todo lo necesario para que continúen en la fe y en el crecimiento de su vida espiritual. Un típico pastor tiene una necesidad elevada de contacto con las personas y está centrado en ellas. Este don puede ser dado a hombres y mujeres según la cultura en la que se necesite y tenga mayor efecto. No es necesario tener “el cargo” de pastor para poseerlo.

Según la Biblia el pastor tiene la función esencial de “pastorear la iglesia de Dios” (Hch.20:28), “no por fuerza, sino voluntariamente, no por ganancia deshonesta sino con ánimo pronto, no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1Pe.5:2-3). Esto comprende también el velar para evitar divisiones y herejías (Hch.20:28-32). Sus principales tareas son:

1. Guiar las ovejas (Is.40:11; Sal.23)

2. Alimentarlas (Jr. 3:15; Jn. 21:16; Hch. 20:28; 1 Pe. 5:2)

3. Protegerlas (1 S. 17:34-37; Hch. 20:28-31; Ro. 15:14; 2 Ts.3:15)

Pero esto exige una gran dedicación dado que hoy hay drogadictos, prostitutas, mendigos, etc. y es necesario poseer una infraestructura para poder acogerlos y la colaboración de muchos miembros de la iglesia.

El don de Conocimiento

Definición: Este don también llamado don de ciencia es la habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para descubrir, acumular, analizar y aclarar información e ideas, las cuales son pertinentes al crecimiento y bienestar del Cuerpo.

Pasajes bíblicos: 1ª Co. 2:14; 12:8; Hch. 5:1-11; Col. 2:2-2; 2ªCo.11:6.

Explicación: Se trata de un conocimiento intuitivo y sobrenatural de los hechos del mundo invisible o visible, conocimiento que es inaccesible por las vías naturales. Los profetas parecían poseer un ojo suplementario que les permitía ver más allá de las realidades perceptibles. Este don es precioso para poder ayudar a otros, haciendo un diagnóstico exacto, pero puede ser confundido con la clarividencia, por lo que debe ser usado con mucha sabiduría.

El don de conocimiento, también puede tener relación con el conocimiento de las relaciones existentes entre distintos aspectos de la revelación y con volver a descubrir verdades olvidadas. Además enseña una visión clara de la doctrina bíblica, desvelándose el sentido de los textos difíciles y mostrándole aquellos acercamientos que iluminarán los puntos oscuros. También transmite estas intuiciones y visiones a la asamblea.

El don de Sabiduría

Definición: El don de sabiduría es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para percibir al Espíritu Santo en una forma en que pueda recibir conocimiento profundo, y poder dar “sabiduría”, que pueda ser aplicada en la mejor manera en necesidades específicas en el cuerpo de Cristo.

Pasajes bíblicos: 1ªCo.2:1-13; 12:8; Hch.6:3,10; Stgo.1:5-6; 2ªPe.3:15.

Explicación: La sabiduría de Dios es “infinitamente variada” (Ef.3:10), emana de Cristo, en el que están escondidos “Todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia” (Col.2:3), ella se nutre de la palabra de Cristo y a la vez depende de ella (Col.3:16), comprende la sabiduría práctica en el comportamiento de los creyentes hacia los que no lo son (Col.4:5).

En resumen, se trata de una “aplicación de la verdad de Dios a los problemas actuales”, de una inspiración que busca fundamentar en el conocimiento 
de la Palabra de Dios, en la experiencia y en la intuición inmediata, dando el consejo que permitirá desbloquear una situación, orientar una vida hacia la voluntad de Dios, evitar un conflicto o un fracaso. 

El don de servicio

Definición: El don de servicio es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para reconocer las necesidades no satisfechas, en una tarea relacionada con la obra de Dios, y el usar los recursos disponibles para satisfacer esas necesidades y ayudar a alcanzar las metas deseadas.

Pasajes bíblicos: 2ª Ti. 1:16-18; Ro. 12:7; Hch. 6:1-7; Tit. 3:14; Ga. 6:2-10

Explicación: Se llama también el don de diaconado, ya que proviene del verbo “diakonos” (siervo).

En el Nuevo Testamento los diáconos eran designados par servir en las mesas (Mr.1:31; Lc.10:40; Hch.6:1), la recolecta de fondos (Ro.15:25; 2ªCo.8:19); “el servicio de los santos” (1Co.16:15; Ap.2:19).

El don de servicio se dirige más a una institución y sus objetivos que a una persona en particular. Aquel que lo posee tiene una serie de habilidades y talentos que pueden ofrecer cuando aparece la necesidad. Por lo general no se lo ve en el púlpito sino que trabaja en silencio. (1Co.12:22).

El don de Ayuda

Definición: El don de ayuda es una habilidad que Dios da a ciertos miembros del cuerpo de Cristo para invertir los talentos que ellos tienen en la vida y ministerio de otros miembros del Cuerpo, permitiendo así a las personas ayudadas, a aumentar la efectividad de su propio don espiritual.

Pasajes bíblicos: 1ªCo.12:28; Ro.16:1-2; Hch.9:36; Lc.8:2-3; Mr.15:40-41.)

Explicación: Este don se distingue del simple servicio que se espera de todos por la eficacia de la operación realizada, por el gozo con que se realiza y sobre todo, por los talentos espirituales que produce: consuelo y ánimo para los que han sido ayudados y acciones de gracias para Aquel que inspiró esta ayuda (2ªCo.9:12-14). Este don es tan “espiritual” como cualquier otro, incluso en el caso de que se limite a lo material.

Este don puede hacer referencia al tesorero de la iglesia o los que se ocupan de los aspectos jurídicos o administrativos de la comunidad. Por lo general los pastores y ministros de la Palabra descargan las tareas administrativas y de toda índole sobre aquellas personas que posean este don. Puede extenderse este don a las áreas de la vida material del hombre: la nutrición, el vestido, el alojamiento, el cuidado de su salud, el trabajo, etc.

Las instituciones misioneras funcionan gracias a las personas que ponen su don de ayuda al servicio de ellas.

El don de la Habilidad Manual

Definición: El don de la habilidad manual es el don que Dios da ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para crear con sus manos.

Pasaje bíblico: Ex.31:3-5

Explicación: Dios con concedió este don a Bezaleel: “lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños. Dios pone el espíritu creativo en una persona para realizar todo tipo de trabajos manuales que sean útiles para su obra. Es quizá un don natural. Alguien dijo: “hay personas que tienen la inteligencia en los dedos.”

Este don puesto al servicio de Dios y “animado por el Espíritu” puede llevar frutos espirituales. Puede prestar servicios especiales en el contacto con los inconversos: costuras, reparaciones gratuitas, confecciones de regalos “hechos a mano”, etc.

El don de Repartir
Definición: El don de repartir es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para contribuir de sus propios recursos materiales a la obra del Señor, haciéndolo con gozo y liberalidad.

Pasajes bíblicos: Ro. 12:8; 2 Co. 8:1-7; 9:2-8; Mr. 12:41-44.

Explicación: El que posee este don distribuirá lo que pueda con gozo, sintiéndose como si estuviera impulsado por una voz interior. Cuando se separa de una parte de sus bienes, no lo hace con tristeza, sino con el sentimiento de cumplir el propósito de su vida – de la misma manera que el artista que pinta o que toda un instrumento o el profeta que transmite la Palabra de Dios. El que tiene este don busca las ocasiones de dar con el mismo celo que otros tienen para pagar sus deudas y compromisos. Otra característica de este don es la sabiduría en el empleo que hace de sus bienes ya que es sensible a la guía de Dios para dar en el momento oportuno la cantidad necesaria sin que lo sepan las demás personas (Mt. 6:1-4).

El don de la misericordia

Definición: El don de misericordia es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para tener una genuina compasión y simpatía por las personas, sean cristianos o no, quienes están sufriendo dolor físico, mental o problemas emocionales, y el poder transferir esa compasión en obras de gozo que reflejen el amor de Cristo y alivien al doliente.

Pasajes bíblicos: Ro.12:8; Mr.9:41; Hch.16:33-34; 11:28-30; Lc.10:33-35; Mt.20:29-34; 25:34-40.

Explicación: Los miembros que poseen este don se ponen en el lugar de los que generalmente se dejan de lado: enfermos, débiles, ancianos, deprimidos, presos... Parece como si fueran atraídos por los que los demás desprecian, como si se vieran atraídos a ocuparse de ellos, a darles testimonio del amor del Señor que llena sus corazones.

El don de hospitalidad

Definición: El don de hospitalidad es una habilidad que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para proveer una casa abierta y una calurosa bienvenida para aquellos que tienen necesidad de comida y alojamiento.

Pasajes bíblicos: 1 Pe.4:9; Ro.12:9-13; 16:23; Hch.13:1-2; 16:14-15.

Explicación: Ejercer la hospitalidad es poner al servicio de los otros el don que se ha recibido: el don de tener un hogar y de poder acoger en él a otros. El don de hospitalidad consiste en saber pasar por encima de la falta de educación de las personas acogidas, las molestias, los trabajos suplementarios, el ser solicitados frecuentemente, sin ser afectados por ellos y sin que la amabilidad con la que recibimos los huéspedes quede maltrecha.

El don de Liderazgo

Definición: El don de liderazgo es la habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del cuerpo de Cristo para establecer metas de acuerdo con el propósito de Dios para el futuro, y el comunicar esas metas a otros de tal modo que ellos trabajen juntos voluntariamente y en armonía para alcanzar esas metas para la gloria de Dios.

Pasajes bíblicos: 1Ti.5:17; Hch.7:10; 15:7-11; Ro.12:8; Heb.13:17; Lc.9:51.

Explicación: La cualidad que tienen las personas que poseen este don es que los siguen gustosamente. Los líderes dotados ni manipulan ni coercen. Generan la confianza en los demás que ellos saben a donde van y cual es le próximo paso a dar. Son personas calmas. Saben lo que hay que hacer y saben que no pueden hacerlo sin apoyo. Así que desarrollan la habilidad de delegar o transferir responsabilidades a los otros. Poseen una gran humildad y mucho tacto, realzan a los demás, animan a los tímidos, refrenan a los que tienen una fuerte personalidad y hacen una síntesis de las opiniones que se han expresado motivando a que tomaren decisiones concretas. Este don es importante a todos los niveles de la iglesia: escuelas dominicales, grupos de jóvenes, evangelización, actividades sociales, misiones...

El don de Fe

Definición: El don de fe es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para discernir con extraordinaria confidencia la voluntad y el propósito de Dios sobre el futuro de Su obra.

Pasajes bíblicos: 1 Co. 12:9; Hch. 11:22-24; 27:21-25; Heb. 11; Ro. 4:18-21.

Explicación: La fe de la que trata el apóstol Pablo en 1Co.12:8 no es de la fe que salva (Ef.2:8-9), sino de aquella de la que hablaba el Señor a sus discípulos cuando les reprochaba no haber sabido echar fuera el demonio del joven lunático. “Si tuvieres fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí a allá, y se pasará; y nada os será imposible” (Mr.17:20). El Señor les repite estas mismas palabras cuando los discípulos se asombran de que la higuera que había sido maldecida la víspera se hubiera secado (Mr.11:23). Jesús añade que es necesario no dudar en el corazón, sino creer que lo que se ha pedido.

Llevando esta enseñanza a la práctica podemos decir que la gente con el don de fe están interesados más bien en el futuro que en lo ya acontecido. Son pensadores positivos, centrados en objetivos, les hacen frente a las circunstancias, los sufrimientos y las adversidades. Confían que Dios puede mover las montañas, como lo enseñó e indica 1Co.13:2. Siempre desean proyectarse y permanecen inmutables ante el ridículo y la crítica, sin dudar un momento.

También se irritan en gran manera a veces por las críticas. No se pueden comprender porqué se les critica puesto que tienen una seguridad completa de que hacen la voluntad de Dios. Interpretan las críticas que se les hacen como críticas que no están de acuerdo con ellos.

Tienen grandes reservas de valor, porque sienten en lo profundo que están en asociación con Dios. Los llaman visionarios, soñadores o promotores y ven donde Dios quiere que ellos vayan, aunque, de momento, no tengan idea de cómo van a llegar allí.

El don de Sanidad

Definición: El don de Sanidad es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para servir como intermediarios humanos a través de quienes Dios se complace en sanar enfermedades y restaurar la salud sin contar con la ayuda de cosas naturales.

Pasajes bíblicos: 1Co.12:9-28; Hch.3:1-10; 5:12-16; 9:32-35; 28:7-10.

Explicación: Las tres veces en las que Pablo habla del don de sanidades (1Co.12:9,28,30), lo hace con un doble plural: los carismas de sanidades. Esta expresión ha sido interpretada de distintas formas: cada sanidad sería un don particular, o bien se trataría de los diferentes aspectos el hombre (espíritu, alma y cuerpo) que tienen necesidad de ser sanados, o de diversas clases de enfermedades, o de distintas formas de sanidades (oración con imposición de manos o con unción de aceite, o por un enfermo ausente...)

Algo que debemos entender es que el don de sanidad no da a la persona poder sobrenatural sobre la enfermedad. La persona es simplemente un cauce por el cual Dios obra cuando quiere sanar. No se lo puede manipular, pero si la oración es hecha con fe y está en la plena voluntad suya de sanar, esto ocurrirá felizmente.

El don de Milagros

Definición: Es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros de Cristo para servir como intermediarios humanos a través de quienes Dios se complace como hechos que cambian el curso ordinario de la naturaleza.

Pasajes bíblicos: 1Co.12:10-28; 2Co.12:12; Hch.9:36-42; 19:11-20; Hch.20:7-12; Ro.15:18-19.

Explicación: Como lo indica la definición la expresión emerge de “emergematadunameon”, significa operaciones espectaculares, actos poderosos, obras milagrosas. Estos dones están vinculados a los dos precedentes y conceden a los que reciben la facultad de producir toda clase de obras sorprendentes – diferentes sanidades, cambios en la naturaleza – destinadas a apoyar el efecto de la Palabra de Dios.

Dios utiliza a la persona que posee el don y de esta forma muchas veces trae esperanza a los corazones que ya no la tienen.

El don de Discernimiento de Espíritus

Definición: El don de discernimiento de espíritus es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para saber con seguridad si cierto comportamiento que se supone ser de Dios, es en realidad divino, humano o satánico.

Pasajes bíblicos: 1CO.12:10; Hch.5:1-11; ¡6:16-18; 1Jn.4:1-6; Mt. 16:21-23.

Explicación: Este don tiene una estrecha relación con la profecía ya que cuando un profeta da solución a una situación actual de la iglesia, el que tiene el don de interpretación espiritual nos da el modo de empleo, las indicaciones y contraindicaciones.

Este es un don que puede que no sea ejercido con frecuencia. Los que lo tienen pueden incluso ser renuentes a usarlo, porque requiere mucho valor.

El don de discernimiento puede operar en varios niveles. El más evidente es la habilidad de conocer que actos al parecer buenos son en realidad la obra de Satán.

Otro nivel es el de discernir cuando un hermano o hermana hace algo por motivos piadosos o carnales. Un nivel tercero implica la habilidad sobrenatural de distinguir la verdad del error, aún cuando los motivos parecen rectos.

El don de Lenguas

Definición: Es don de lenguas es la capacidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo) A(de hablar a Dios en un lenguaje que nunca han aprendido y) B(de recibir y comunicar un mensaje inmediato de Dios a su pueblo por medio de una declaración divinamente ungida en un lenguaje que nuca han aprendido.

Pasajes bíblicos: 1 Co. 12:10, 28; 14:13-19; Hch. 2:1-13; 10:44-46; 19:1-7; Mr. 16:17.

Explicación: La primera variedad del don de lenguas podría llamarse “lenguas privadas”, la segunda “lenguas públicas”.

Las lenguas privadas se llaman a veces “lenguaje de oración”, esto es debido a que Pablo afirma que este don debe ser usado en “hablar para sí mismo y para Dios”.

Ahora bien, las lenguas: “permiten a nuestros espíritus comunicarnos directamente con Dios por encima y más allá del poder de comprensión de nuestras mentes. Las lenguas liberan el Espíritu de Dios dentro de nosotros. Permiten al espíritu tomar un lugar de ascendencia sobre el alma y el cuerpo. Y las lenguas cubren nuestras necesidades de un nuevo lenguaje para la adoración, plegaria y alabanza.”

Lo mejor que se puede decir es simplemente que las personas que no se expresen de esta forma no significa que no tienen al Espíritu Santo en sus vidas, sino que no tienen el don de lenguas.

El Don de Interpretación de Lenguas

Definición: El don de interpretación de lenguas es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para dar a conocer en el idioma conocido por todos, mensaje del que habla en lenguas.

Pasajes bíblicos: 1Co.12:10,30; 14:13; 14:26-28.

Explicación: Las lenguas públicas están íntimamente relacionadas con el don de interpretación. Sin interpretación este don es inútil y no tiene parte en la iglesia (ver 1Co.14:27-28).

Cuando alguien da un mensaje en lenguas en público, inmediatamente interpretan lo que el Espíritu dice a su iglesia, pero otras veces sucede que aquel que dio la Palabra de Dios en forma pública también interpreta el mensaje y lo da a conocer al Cuerpo de Cristo.

Las lenguas públicas cumplen una función equivalente a la profecía.

El Don de Administración

Definición: El don de administración es una habilidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para comprender claramente las metas de largo y corto plazo de una unidad específica del Cuerpo de Cristo, y el diseñar y ejecutar los planes para alcanzar esas metas.

Pasajes bíblicos: 1Co.12:28; Hch.6:1-7; 27:11; Lc.14:28-30.

Explicación: También es llamado “don de gobierno” en las antiguas versiones. La palabra griega para administración es “timonel”. El timonel es la persona encargada de llevar el barco a su destino. El timonel está entre el dueño del barco o patrón y la tripulación. El patrón hace las decisiones básicas con respecto al propósito del viaje, a donde va el barco, que hará cuando llegue allí, etc. El timonel debe hacer las decisiones necesarias para resolver los problemas cuando aparecen de modo que los objetivos se cumplan y el barco llegue donde quiere al patrón.

Los pastores que tienen el don de administración pueden hacer que la organización de una iglesia vaya en carrera. Pero, los pastores que no disfrutan en esto, no tienen porqué desesperarse, ya que Dios puede haber dado este don a personas de su iglesia, estas pueden ser secretarias o secretarios según el caso.

El Don de Celibato

Definición: El don de celibato es una habilidad que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para permanecer sin casarse y no sufrir tentaciones sexuales a causa de ello.

Pasajes bíblicos: 1Co.7:7-8; Mt.19:10-12.

Explicación: Este don consiste para aquellas personas que siendo solteras, Dios los ha constituido de tal forma que permaneciendo solteros pueden realizar su voluntad de la mejor forma en sus vidas.

En el texto bíblico, Pablo habla de su propio estado de célibe y lo llama “carisma” un don espiritual.

El Don de la Pobreza Voluntaria

Definición: El don de la pobreza voluntaria es la capacidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo de renunciara las comodidades materiales y el lujo y adoptar un estilo de vida personal equivalente el de aquellos que viven en la pobreza en una sociedad dada, a fin de servir a Dios del modo más efectivo.

Pasajes bíblicos: 1Co.13:3.

Explicación: Probablemente todo aquel que tiene el don de la pobreza voluntaria tiene también el don de dar. Sin embargo, no todos los que tienen el don de dar tienen el de la pobreza voluntaria.

El uso del adjetivo “voluntario” es importante aquí para separar a aquellos que tienen el don de aquellos que son pobres por circunstancias sociales que no pueden modificar.

El Don de Martirio

Definición: El don de martirio es una capacidad especial que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo de aceptar sufrimiento por la fe, y aún la muerte, sin dejar de mostrar una actitud gozosa y de victoria, que da gloria a Dios.

Pasaje bíblico: 1Co.13:3.

Explicación: El martirio expresado en las palabras: “aunque diera mi cuerpo para ser quemado” en realidad es mucho más que morir por la fe. Es una actitud hacia el sufrimiento y la muerte que es excepcional. Por lo general el cristiano corriente no acepta el sufrimiento, la persecución, o la tortura; pero la persona que posee este don preferirá sufrir y morir antes que aceptar una posibilidad de escape para conservar su vida. Repito, solo algunos poseen el don de martirio.

El don de Misionero

Definición: El don de misionero es la capacidad especial que Dios da a algunos miembros del Cuerpo de Cristo para ministrar con otros dones que también puede tener en una segunda cultura.

Pasajes bíblicos: 1Co.9:19-23; Hch.8:4; 13:2-3; 22:21; Ro.10:15.

Explicación: Este es un don que parece estar escondido porque no hay ningún libro sobre dones espirituales que discuta o aún lo reconozca como un don. Una razón para explicarlo es quizá que no está descrito explícitamente como un don espiritual es la Biblia, como la mayoría de los otros, aunque aparece en un pasaje bíblico que es bastante claro una vez que ha sido explicado.

Las personas con el don de misionero no sólo disfrutan con el contacto con otras culturas, sino que hacen un proceso de socialización que se llama “transculturalización” de un modo más preciso. Disfrutan con la novedad de vivir en una cultura diferente y aún cortar los lazos que les unen a su primera cultura durante un período largo. Es natural que haya molestias iniciales (incluso el agua, el clima, el alimento, los insectos, etc.) pero acaban haciéndose inmunes a todos ellos. Aprenden el lenguaje más rápidamente que los que no tienen el don. Pronto recogen los modismos populares, las inflexiones de la voz, la música del habla, el lenguaje de los gestos, cosas que no se pueden aprender por medio de libros. Y sobre todo, son aceptados al final como “uno de ellos”.

El Don de Exorcismo

Definición: El don de exorcismo es la capacidad especial que Dios ha dado a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo de echar demonios y espíritus malos.

Explicación: Aunque el don de echar fuera demonios es uno de los que no son mencionados en la Biblia específicamente como un “carisma” hay abundante evidencia que estaba operando en el Nuevo Testamento y en nuestro mundo contemporáneo.

Es razonable creer que el discernimiento-exorcismo es otro de los dones. Parece que operaban juntos cuando el apóstol Pablo, por ejemplo, se molestó con la joven de Filipos que persistía diciendo “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de la salvación”. Estas palabras en sí no parecen malas. Pero, Pablo pudo discernir que se trataba de un espíritu malo hablando a través de ella, por lo que echó al espíritu (ver Hch. 16:16-18).

El exorcismo no debe ser practicado sin el don de discernimiento.

El Don de Intercesión

Definición: El don de intercesión es una habilidad que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para orar por períodos largos de tiempo en forma regular y el ver frecuentemente contestación específica a sus oraciones a un grado mucho más grande del que se espera de otros creyentes sin este don.

Pasajes bíblicos: Stgo.5:14-16; 1 Ti.2:1-2; Col.1:9-12; 4:12-13; Hch.12:12; Lc.22:41-44.

Explicación: Como la intercesión no es ampliamente aceptada como un don, muchos cristianos no la reconocen cuando aparece. Si la oración es tan importante como pensamos, encuentro curioso que las iglesias no den empleos, adscriptos al personal de la iglesia, para que se entreguen a la intercesión; personal que trabajaría específicamente en la intercesión. El pasar mucho tiempo en oración de un modo regular está más allá de las posibilidades de los cristianos que no tienen este don. Pero, para los que lo tienen es lo más agradable del mundo.

Los Dones Musicales

Definición: Los dones musicales son una habilidad que Dios da a ciertos miembros del Cuerpo de Cristo para componer cánticos de alabanza bajo la inspiración el Espíritu Santo.

Pasajes bíblicos: Ef.5:19; cf. Col.3:16.

Explicación: La música no se menciona entre los dones espirituales en el N.T., sin embargo, se cita a menudo en el A.T., y en la Epístola a los Efesios; los cánticos y los himnos aparecen como manifestaciones de la plenitud del Espíritu.

Bajo el Antiguo Pacto David era a la vez profeta, poeta y músico. No obstante el Señor nos dice que compuso sus cánticos bajo la inspiración del Espíritu Santo (Mr.12:36). En los Salmos, exhorta al pueblo de Dios a alabar a Jehová por medio de un cántico nuevo (Sal.33:3), con acompañamiento de trompetas, laúdes, arpas, instrumentos de cuerdas y flautas (Sal.150:3-4). Durante el reino de David 4.000 levitas tenían la función principal de alabar a Jehová con sus instrumentos (1Cr.23:5; cf.15:22;16:5-6; 25:1-7; 2Cr.9:10-11; Neh. 12:46).

Los dones que Dios daba para la alabanza concernían el canto (1Cr.15:19), la dirección de coros (15:22; Neh. 12:46), tocar los instrumentos (1 Cr. 15:20-21; 2 Cr. 29:26), la composición de melodías y poemas (1 Cr. 29:30), y la construcción artesanal de instrumentos musicales (2 Cr. 7:6).

El elemento más importante del culto cristiano es el canto colectivo. Un canto armonioso nunca es producto de la casualidad, sino que proviene de la feliz conjunción de los dones de Dios y de la participación humana. Dios es el que da voces bonitas y precisas, es el que da también los dones de dirección coral, el amor a la música y la ilusión para aprender nuevas canciones. Pero todos estos dones se cultivan y se perfeccionan al ejercitarlos. Los dones de solistas (vocales o instrumentales) pueden contribuir también a la edificación o a la evangelización.

En cuanto al acompañamiento instrumental diré que saber tocar un piano es un talento natural que el Espíritu Santo puede santificar y usar “para provecho común”, pero un buen pianista no es necesariamente una buena persona para acompañar. El acompañamiento exige una adaptación de la técnica pianística, mucha humildad (para “acompañar” sin dominar ni lucirse) y sensibilidad musical para adaptar su acompañamiento al estilo particular de cada cántico. Si este don no es valorado en la iglesia, acabará desapareciendo, y el culto se empobrecerá.





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