Cuando digo mayo una luz despierta azul la mañana, cristalera abierta, canto de jilgueros sobre mis pupilas.
Una luz mojada, brillo en los laureles, alegres zumbidos en alas de mieles cortejan y encienden faroles de lilas.
El manto de polen suscita en mi sombra un blanco deseo, que en el alma alfombra puros los recuerdos. Reflota la infancia.
La brisa se vuela como una paloma, el regato verde qué tímido asoma, cómo ríe el grillo... Me envuelve fragancia.
Cuando digo mayo evoco la rosa cáliz y mejilla donde el sol se posa. Oh Dios qué regalo de beso encendido.
Y esta flor es madre, aroma que espera nostalgia que llegue y estando a su vera secretos cariños decirle al sentido.
Llamarada blanca deslumbra en la ermita llamada tan tenue, pañuelo que invita. Hacia allí me subo con las golondrinas.
Yo llevo en los dedos manojos de dalias, olor de romero atado en sandalias y dentro clavadas algunas espinas.
En tu casa abierta respiro frescura, manos de silencio, en ojos ternura. ¡Poema de Dios, colmas de alegría!
Cuando digo mayo, la luz y la brisa, pétalo regazo, mirada sin prisa. Cuando digo rosa te nombro, María.
Jesús Martínez García
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